Si bien es cierto que un neurótico puede tener rasgos perversos −de
hecho, todo neurótico los tiene−, una histérica tener rasgos obsesivos y
un obsesivo tener rasgos psicopáticos, los rasgos no hacen la
estructura psíquica. La estructura clínica responde a la posición
subjetiva del sujeto, y se diagnostica a través de la escucha de sus
dichos; por esta razón la clínica psicoanalítica es una clínica de la
escucha, diferente a la clínica psiquiátrica que es una clínica de la
mirada, la cual observa los signos y los síntomas de la enfermedad para
establecer el diagnóstico del síndrome o el trastorno. La clínica
psicoanalítica, si bien tiene en cuenta estos aspectos de la clínica
psiquiátrica, hace énfasis en lo que el sujeto tiene para decir sobre
sus relaciones con sus semejantes, su trabajo, el amor, su propio
sufrimiento, etc. El psicoanálisis sabe que es muy diferente la forma de
ver y de relacionarse con el mundo de un paranoico, de un obsesivo, de
un perverso, de un histérico o de un esquizofrénico. Saber y entender
cuál es la posición subjetiva de un sujeto en el mundo −su estructura
psíquica, su posición subjetiva como neurótico, psicótico o perverso−,
determina también la forma como se va a intervenir, su tratamiento −si
lo hay−.
¿De qué depende la estructura clínica de un sujeto?
Depende del Otro; “ese lugar del Otro, es entonces el elemento
determinante para el sujeto de la clínica lacaniana, su condición
(neurosis o psicosis) dependerá de lo que tiene en el lugar del Otro, su
destino estará ligado a lo que tiene lugar en el Otro articulado como
un discurso, concepción que culmina en Lacan con la formulación que
dice: el inconsciente es el discurso del Otro” (Nepomiachi, 1990, p.
11). A nivel de las neurosis –histeria, neurosis obsesiva y fobia−, el
sujeto se las tiene que ver con el deseo del Otro, así pues, el tipo de
neurosis dependerá de la relación que el sujeto entable con el deseo,
que es a fin de cuentas el deseo del Otro; otro que si es deseante, es
porque está en falta. Se trata entonces, en las neurosis, de un Otro
castrado, en falta. “Abordar la clínica desde el deseo del Otro, será
comprender a las neurosis como formas de mantener una relación con ese
deseo, procurándolo por la insatisfacción en la histeria, asegurándolo
como imposible en la neurosis obsesiva, así como a través de la angustia
en esa forma más radical que es la fobia. Verdadera concepción de la
angustia como confrontación al deseo del Otro.” (1990, p. 13).
Las
psicosis –paranoia, esquizofrenia, autismo y melancolía–, también
responden al Otro, solo que aquí ya no se trata de una relación con otro
deseante o en falta. Aquí más bien se trata de otro que goza, un Otro
completo, con una voluntad de goce tal que toma al sujeto como objeto de
ese goce. Aquí el Otro deja de lado la inscripción de ese significante
fundamental –forclusión del Nombre del Padre– que le permitiría al
sujeto organizar su subjetividad de una manera “normal”; en las psicosis
fracasa la metáfora paterna en el lugar del Otro, determinando “el
defecto que condiciona la psicosis, es decir la ruptura del armazón del
sujeto.” (Valiente, 1990, p. 102). Así pues, el sujeto psicótico ocupa
el lugar de objeto en el fantasma del Otro, y en ese sentido, se trata
de un sujeto que no es deseado como tal, no es deseado como sujeto,
pasando más bien a ser un puro objeto de desecho. El sujeto psicótico
queda, pues, preso de la voluntad de gode del Otro, sin ningún mecanismo
de defensa frente a ello, exceptuando su delirio.
La perversión
también es una estructura clínica en la que el sujeto está preso de la
voluntad de goce del Otro, solo que aquí el sujeto tiene un recurso que
no tiene el psicótico: la renegación de la castración del Otro. Por esta
razón, el paradigma de la perversión es el fetichismo, ya que en él se
puede observar claramente cómo el objeto fetiche tiene la función de
tapar esa falta que se presenta en el Otro –su castración–,
desmintiéndola. Así pues, para el perverso el Otro no está en falta; él
lo completa ubicándose en el lugar de objeto causa de su deseo y
respondiendo a la voluntad de goce del Otro. El perverso, entonces, no
reprime su sexualidad, como lo hace el neurótico, sino que la realiza,
la lleva a cabo; por eso Freud decía que la perversión es el negativo de
las neurosis, haciendo uso de una metáfora fotográfica, cuando en la
fotografía se hacía uso de los rollos o películas fotográficas.
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
miércoles, 25 de abril de 2018
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