sábado, 24 de octubre de 2009

16. Amor y fantasías adolescentes.

En la pubertad, muchos jóvenes empiezan a tener fantasías cuyo contenido se relaciona con el quehacer sexual de la madre. La que más se destaca es la fantasía donde ésta es infiel a su esposo. En el amante con quien la madre comete adulterio se suelen encontrar los propios rasgos del joven.

Estas fantasías, junto con otras más, hacen parte de lo que se denomina la novela familiar, que es la versión que cada sujeto tiene de cómo se han resuelto las relaciones de amor y odio con los padres y hermanos. Ellas se despiertan a raíz de las primeras noticias que el niño recibe sobre las relaciones sexuales entre sus padres, obtenidas a través de sus compañeros de colegio y amigos; es con ellos con quien averigua los detalles. Estos informes suelen ser brutales, difamatorios y turbulentos; confunden al joven pero lo familiarizan con el secreto de la vida sexual. Aunque los padres hablen con naturalidad sobre la sexualidad, este tema resultará siempre traumático para el hijo, y también tendrá un efecto sobre la autoridad de los padres: la desmoronan, lo cual explica por qué hay jóvenes que reaccionan con rebeldía. Al joven le resulta inconciliable la imagen que tenía de sus padres con el hallazgo de su quehacer sexual.

El adolescente llegará a representarse el acto sexual como algo odioso o asqueroso. En un primer momento él desmentirá la posibilidad de que sus padres hagan “esas cosas”. Para él su madre es una mujer incapaz de practicar tales actos. La madre suele aparecer como alguien de pureza moral intachable, y nada resulta tan ofensivo como una duda sobre ese carácter de la madre. Se establece entonces una oposición entre la mamá y la mujer fácil. Pero el psicoanálisis ha descubierto que en el inconsciente coincide en una misma cosa lo que en la conciencia se presenta separado en dos opuestos. Esto es lo que pasa con ese primer objeto de amor y deseo; se lo divide en dos: la puta, que representará a la mujer que se desea con pasión, y la madre, a la que se le dirigirán los sentimientos tiernos.

lunes, 12 de octubre de 2009

15. Las condiciones de amor.

Los sujetos no eligen a cualquiera para amar, eligen a alguien. En esa elección se ponen en juego unos requisitos que se denominan «condiciones de amor». Estas suelen ser muy variadas y en ocasiones son inexplicables o asombrosas, y operan cada vez que nos enamoramos o cuando alguien nos llama la atención. Alguna vez nos preguntamos qué fue lo que le vio esta persona a aquella otra, o qué hace que se ame a determinado sujeto. En la mayoría de los casos las condiciones de amor son inconscientes y remiten a la infancia de cada individuo, o sea, al momento en que se empezó a amar y se tenía un primer ser al que se amaba completamente: la madre. Las condiciones de amor son tomadas de este período de nuestra vida y de las personas a las que se dirigía nuestro primer amor.

Una de las condiciones de amor más llamativa, se llama la condición del «tercero perjudicado», y consiste en que hay hombres que se interesan en amar a una mujer siempre y cuando esta no esté libre o sola, sino cuando sostiene una relación con otro hombre, ya se trate de su marido, novio o amigo. En muchos casos, esta condición de amor demuestra ser tan rígida, que una mujer pudo ser primero ignorada cuando no pertenecía a nadie y convertirse en motivo de enamoramiento al entrar en una relación con otro. Esta condición sirve para la satisfacción de impulsos hostiles hacia los sujetos a quienes se arrebata la amada.

Una segunda condición de amor se denomina la del amor por «mujeres fáciles». Consiste en que el hombre no elige mujeres castas, sino sólo aquellas cuya conducta sexual merece mala fama y de cuya fidelidad se pueda dudar. Este último rasgo varía desde la ligera sombra que recae sobre el nombre de una esposa inclinada al flirteo, hasta la pública poligamia de una mujerzuela. Esta segunda condición se relaciona con los celos, los cuales constituyen una necesidad para el amante de este tipo. Solo cuando sienten celos, se apasionan por su mujer y no pierden la ocasión para sentirlos.

viernes, 9 de octubre de 2009

14. El amor es un huequito.

El amor es un tema de interés para entender muchos de los asuntos del ser humano. Aquel ha sido dejado en manos de los poetas, quienes poseen la sensibilidad para percibir en otros sus iniciativas sentimentales. Con el psicoanálisis se emprendió la investigación rigurosa de la vida amorosa de los hombres. Éste ha encontrado que el amor es problemático porque se aprende en un mal lugar: con los padres, y en un mal momento: en la infancia; todo ser humano deberá sustituir el amor dirigido a sus padres por el amor a otros, y muy temprano en la vida se verá afectado por los embates del amor: celos, frustraciones, odio, rivalidad, etc. En el amor, las cosas difícilmente marchan como se quisiera.

Los padres son los que transmiten el amor a sus hijos. ¿Cómo lo hacen? La respuesta es simple: se ama a quien nos ha amado. Pero, ¿Cómo precisar lo que es el amor?. El poeta Gonzalo Arango dice de él: “El amor es un huequito para llenar de imaginación”. Aquí lo interesante es que se define al amor como un huequito; en efecto, si se hace la pregunta de por qué los seres humanos aman, la respuesta es: porque algo les falta, porque en el fondo del ser hay un “huequito”. Es porque algo falta que surge el deseo de amar a otro.

El amor tiene una estrecha relación con el deseo. El deseo es deseo de lo que falta; lo que ya se posee no es deseable. Cuando se siente hambre, se puede decir que esta es la manifestación de algo que falta: el alimento, y una vez que se come, esa falta que se sentía como hambre y que impulsaba a tomar alimento, acaba. Si bien este ejemplo ayuda a ilustrar lo que sucede cuando algo falta, hay que tener presente que el orden de la necesidad en el hombre es totalmente diferente al orden del deseo. Necesidad y deseo no son equivalentes. Los seres humanos comparten con los animales el hecho de que ambos tienen necesidad de alimento para sobrevivir, pero no se ve a los animales haciendo demandas de amor -no se confunda esto con ciertas rutinas en animales domésticos cuando responden a la demanda de sus amos-. El amor es una pasión exclusiva del ser humano.

domingo, 4 de octubre de 2009

13. Su majestad el niño.

La sobreestimación de la persona amada, que se presenta en el enamoramiento, se manifiesta muy frecuentemente entre los padres y sus hijos; es algo que suele gobernar el vínculo afectivo entre ellos. Por esta razón prevalece una exigencia a atribuir al niño toda clase de perfecciones, y a encubrir y olvidar todos sus defectos.

Gracias a esa sobreestimación, también prevalece la propensión a suspender frente al niño todas esas conquistas culturales cuya aceptación hubo de arrancarse al narcisismo y al egoísmo de cada uno de nosotros. Los adultos suelen pensar que el niño debe tener mejor suerte que sus padres, que no debe estar sometido a las necesidades objetivas y a las exigencias de la vida cuyo imperio hubo de reconocerse en algún momento. Enfermedad, muerte, renuncia al goce, restricción de la voluntad propia no han de tener vigencia para el niño; las leyes de la naturaleza y la sociedad han de cesar ante él, y realmente debe ser el centro y el núcleo de la creación: «Su majestad el niño», como una vez nos creímos. Además debe cumplir los sueños, los irrealizados deseos de sus padres.

El conmovedor amor paternal no es otra cosa que el narcisismo resurgido de los padres. Éstos se comportan entonces como si los derechos de los niños no tuviesen límites. Por esta razón, controlar, suprimir o corregir un comportamiento inconveniente en ellos se puede convertir en una tarea imposible, ya que se suele recurrir al discurso de “los Derechos de los Niños”, a pedagogías liberales y a supuestas frustraciones y traumatizaciones para ampararlos de la ley y las normas, sin pensar que así se termina empujándolos a algo peor: la tiranía que se observa en los niños de hoy sobre sus padres.

553. Las clínicas de urgencias subjetivas

Las clínicas de urgencias subjetivas son espacios dedicados a atender crisis emocionales o psíquicas desde una perspectiva psicoanalítica la...