459. Feminicidios: ¿Por qué los hombres están asesinando a sus mujeres?
La violencia contra las mujeres, los feminicidios, se han vuelto una
epidemia en la contemporaneidad. ¿Por qué los hombres están asesinando a
sus mujeres? El psicoanálisis tiene una hipótesis: los hombres tienden a
rechazar con violencia la alteridad de la mujer. La alteridad de la
mujer hace referencia a esa forma de goce femenino que es extraño al
hombre. El goce femenino es un goce distinto al del hombre: es un goce
que no tiene límites, un goce Otro, suplementario, desprendido de toda
referencia biológica o anatómica; en cambio, el goce sexual del hombre
es un goce localizado: se le denomina goce fálico, goce a partir del
cual el hombre mide la forma de gozar de todos los sujetos; quiere hacer
de él un goce universal, por eso no soporta fácilmente ese otro goce
que se escapa a esa medida fálica, ese goce otro, alterno, que habita a
las mujeres. La existencia de ese goce suplementario, desconocido para
el hombre e indecible para las mujeres, es lo que funda el axioma
lacaniano que dice «no hay relación sexual»; decir «no hay relación
sexual» significa que no hay complementariedad entre los goces masculino
y femenino, que ambos goces son diferentes, que el goce fálico y el
goce Otro de la mujer no están hechos el uno para el otro. Esto explica
el desencuentro permanente que se presenta entre los hombres y las
mujeres y que lleva a muchos hombres a tratar de eliminar ese goce
alterno e incomprensible que se le escapa de sus manos, de su medida
fálica.
El goce femenino es un goce Otro, que no se localiza fácilmente, que abarca otras zonas del cuerpo a parte del clítoris, un goce que escapa al estándar de lo simbólico. El goce sexual está marcado por esta división entre goce fálico, del lado masculino, y goce Otro, del lado femenino. Este es el sentido de la formulación según la cual la mujer es no-toda en el goce fálico: su goce está esencialmente del lado del goce Otro, no se reduce, como en el hombre, al falo (Miller, 1998). Así pues, el hombre goza sexualmente de una manera muy distinta a como goza una mujer; el goce masculino es fundamentalmente fálico -el hombre goza de su pene- y el goce femenino no sólo es clitoridiano: es un goce Otro, que no se localiza fácilmente, que abarca otras zonas del cuerpo, un goce difícil de nombrar o inefable.
Entonces, esa alteridad del goce está del lado femenino, y es a él al que está dirigida esa misoginia que ha existido hacia la mujer durante toda su existencia –siempre se las ha llamado brujas, hechiceras, demonios, pecadoras, arpías, pérfidas, vívoras–; lo que pasa es que ahora, y debido a la pérdida o al desfallecimiento del Otro –el Otro de la ley, de la autoridad–, pues no solo se abusa de ellas, se les maltrata, se les pega, etc. –a lo que se le denomina comúnmente «masoquismo femenino»–, sino que ¡se les mata! “Se es misógino de una manera similar a la que se es racista (u homofóbico), por un rechazo de la alteridad, de otras formas de gozar que nos parecen extrañas y que intentamos reducir a una sola forma homogénea y globalizada. Y de esta nueva misoginia no se sale tan fácilmente. Cualquier empresa educativa parece aquí destinada al fracaso” (Bassols, 2016); es decir, que todas esas campañas y movimientos sociales en contra del feminicidio, de poco sirven; seguirán habiendo más y más feminicidios. El goce femenino sigue siendo hoy rechazado, segregado de múltiples formas, lo que se observa, por ejemplo, en los fenómenos de ablación del clítoris en África y en el uso de la burka en algunos países donde impera la religión islámica. “Si de algo sufre el amor es de la locura fálica que supone querer el Todo sin soportar la alteridad, hasta querer aniquilarla con el famoso “la maté porque era mía”. No, no era tuya, era siempre otra, incluso Otra para sí misma” (Bassols).
El goce femenino es un goce Otro, que no se localiza fácilmente, que abarca otras zonas del cuerpo a parte del clítoris, un goce que escapa al estándar de lo simbólico. El goce sexual está marcado por esta división entre goce fálico, del lado masculino, y goce Otro, del lado femenino. Este es el sentido de la formulación según la cual la mujer es no-toda en el goce fálico: su goce está esencialmente del lado del goce Otro, no se reduce, como en el hombre, al falo (Miller, 1998). Así pues, el hombre goza sexualmente de una manera muy distinta a como goza una mujer; el goce masculino es fundamentalmente fálico -el hombre goza de su pene- y el goce femenino no sólo es clitoridiano: es un goce Otro, que no se localiza fácilmente, que abarca otras zonas del cuerpo, un goce difícil de nombrar o inefable.
Entonces, esa alteridad del goce está del lado femenino, y es a él al que está dirigida esa misoginia que ha existido hacia la mujer durante toda su existencia –siempre se las ha llamado brujas, hechiceras, demonios, pecadoras, arpías, pérfidas, vívoras–; lo que pasa es que ahora, y debido a la pérdida o al desfallecimiento del Otro –el Otro de la ley, de la autoridad–, pues no solo se abusa de ellas, se les maltrata, se les pega, etc. –a lo que se le denomina comúnmente «masoquismo femenino»–, sino que ¡se les mata! “Se es misógino de una manera similar a la que se es racista (u homofóbico), por un rechazo de la alteridad, de otras formas de gozar que nos parecen extrañas y que intentamos reducir a una sola forma homogénea y globalizada. Y de esta nueva misoginia no se sale tan fácilmente. Cualquier empresa educativa parece aquí destinada al fracaso” (Bassols, 2016); es decir, que todas esas campañas y movimientos sociales en contra del feminicidio, de poco sirven; seguirán habiendo más y más feminicidios. El goce femenino sigue siendo hoy rechazado, segregado de múltiples formas, lo que se observa, por ejemplo, en los fenómenos de ablación del clítoris en África y en el uso de la burka en algunos países donde impera la religión islámica. “Si de algo sufre el amor es de la locura fálica que supone querer el Todo sin soportar la alteridad, hasta querer aniquilarla con el famoso “la maté porque era mía”. No, no era tuya, era siempre otra, incluso Otra para sí misma” (Bassols).
excelente entrada. Muchas gracias por este blog.
ResponderEliminarHola! Muy buen Blog. ¡Gracias por eso! Me gustaría que profundizaras en el Goce Otro, o El Goce Femenino. ¿Hay autores que lo han estudiado profundamente? Me leí todo lo tuyo respecto a "El Goce" y quedé intrigado sobre el Goce Otro ya que es mucho mas complejo que el Goce Falico ¡Saludos!
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