532. ¿Cómo es el sujeto autista?

Para el psicoanálisis lacaniano el autismo hace parte de las estructuras psicóticas, junto a la paranoia y la esquizofrenia, que se presenta desde la infancia; no es una psicosis que se desencadena en la adolescencia o la adultez, sino que ya, desde que se es un niño, se presenta la psicosis. El niño autista nos enseña que ha habido un problema en su relación con el Otro, es decir, con lo simbólico. La tesis del psicoanálisis lacaniano es que el niño no encuentra un lugar en el deseo del Otro, su madre, y por esta razón se aísla de ese Otro; queda como ensimismado, encerrado en una burbuja, aislado de todo lo que le rodea. Esta es la razón por la que el sujeto autista no es capaz de establecer un vínculo afectivo con su madre o cualquier otra figura importante en su vida, y como resultado, queda atrapado en esa "burbuja" que lo separa de los demás y de todo lo que lo rodea.

Por lo anterior es que el niño autista se caracteriza por una serie de comportamientos, como la falta de contacto visual, la incapacidad de comunicarse verbalmente; muchos de estos niños son llevados al médico, a la edad de dos, tres, cinco años, con la queja de que el niño es sordo -no atiende las demandas de sus padres, como si no escuchara- o ciego -mira fijamente hacia un punto lejano sin dirigir la mirada hacia sus cuidadores-. El examen médico les hace saber a los padres que el niño sí ve y sí escucha, y que se puede tratar de un trastorno autista. El niño también suele presentar comportamientos repetitivos; muchas veces son autoagresiones -golpes en la cabeza- o permanecen tirados en el suelo sin moverse -catatonia: mutismo, mirada fija, rigidez-.

El psicoanálisis le da gran relevancia al lenguaje como herramienta, no solo de comunicación, sino de formación del «ser». "El lenguaje, más allá de ser un instrumento de comunicación, que lo es, o un instrumento de información, es el camino en el que el ser se forma, entonces con esas maderitas formamos el ser, y los autistas están en un apuro muy grande para mantenerse a flote, porque tienen pocas maderitas, y la cuestión es, con esas pocas maderitas, cómo ayudarles a que se mantengan a flote" (Coccoz, 2012. Ver https://bit.ly/3DvWNRW). Así pues, el niño autista cuando habla utiliza las palabras de otra manera, ace uso de neologismos o toma las palabras a la letra; por eso ellos enseñan sobre lo más profundo del ser humano: que el lenguaje es lo que nos constituye como sujetos.

Para un niño autista, el entorno puede resultar abrumador debido a las sensaciones auditivas o visuales intensas; el mundo exterior, la calle, le es hostil -el metro, la gente que habla, los pitos de los autos-, todo es una realidad muy intrusiva. Estas experiencias sensoriales pueden dificultar la capacidad del niño para procesar y defenderse mentalmente; el niño no tiene la "pantalla mental" que es la que nos permite entender, a nosotros los seres humanos "normales", cada cosa que nos ocurre; el niño autista carece de esa "pantalla" que permite darle sentido a lo que ocurre alrededor. Los sujetos neuróticos tenemos una "pantalla mental" que nos permite comprender y filtrar las experiencias, poderles dar un sentido, una significación a nuestras experiencias, pero los autistas tienen dificultades con esto.

El psicoanálisis, en el abordaje que hace del autismo, enseña que "no es posible hacer nada en este mundo por obligación" (Coccoz, 2012. Ver https://bit.ly/3DvWNRW). El niño autista no va a ser como el común de los mortales. Lo importante es que cada niño, incluso cada sujeto (así no sea autista), se pueda dar un lugar al lado de otros sujetos, y que puedan gozar de su propia vida. Hay muchos modos de estar en la vida, de arreglárselas con la vida. Cada niño autista es único en su forma de ser y de lo que se trata, en el tratamiento psicoanalítico de esos sujetos, es pensar cómo se pueden abrir puertas para conectar con ellos. Los niños autistas sueles hacerse a intereses individuales, como las motos o la fórmula 1, los dinosaurios o los pingüinos, como el personaje de la serie de Netflix Atypical. Es importante reconocer estas diferencias y adaptarse a ellas para poder conectar con el sujeto; es eso consiste el tratamiento psicoanalítico de este trastorno. No se trata de cambiar a la persona autista, sino de comprenderla y encontrar formas de conexión con ella a través del particular interés del niño con un objeto; no se trata solo de aceptarlo tal como es, sino también de adaptarse a sus necesidades individuales. Entonces, no hay una única norma o manera correcta de vivir; cada persona tiene su propia forma de ser y adaptarse.

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