Freud inventó el psicoanálisis bajo la égida de la reina Victoria (Miller, 2005),
es decir, a finales del siglo XIX, en el que la represión de la
sexualidad era lo propio de esa época; por esta razón, nadie hablaba de
la sexualidad humana, era un tema absolutamente indecoroso. Un siglo
después, lo que se observa es "la difusión masiva de lo que se llama el
porno y que es el coito exhibido, hecho espectáculo, show accesible para
cada cual en internet con un simple clic del ratón" (Miller). Se ha
pasado, entonces, de la prohibición de la sexualidad al permiso, la
incitación, la provocación y el forzamiento de la sexualidad. "¿Qué es
el porno sino un fantasma filmado con la variedad apropiada para
satisfacer los apetitos perversos en su diversidad?" (Miller).
La
exacerbación de la pornografía en el siglo XXI es un fenómeno que
afecta la vida sexual de los seres humanos hoy. Así pues, los
masturbadores ya no necesitan dedicarse a fantasear las escenas sexuales
que los excitan, ya que las encuentran ya realizadas en Internet
(Miller, 2005). Con relación a la pornografía, el hombre sigue siendo el
sexo débil; él cede con mayor facilidad a eso. ¿Y las mujeres? Ellas
más bien se quejan de descubrir a sus hombres interesados en ver
pornografía; una paciente me decía: “mi marido prefiere ver porno y
toquetearse a estar conmigo”; ¿traición o una diversión sin
consecuencias? (Miller).
Así pues, en la era de la tecnología la
copulación ya no es un asunto privado; el bombardeo de pornografía
alimenta las fantasías particulares de cada sujeto, y sin ninguna
regulación. “La escopia corporal funciona en el porno como provocación a
un goce destinado a saciarse en la modalidad del plus de gozar, modo
transgresivo respecto a la regulación homeostática y precario en su
realización silenciosa y solitaria” (Miller, 2005). Esta difusión global
de la pornografía, gracias al Internet, no deja de tener efectos en los
sujetos contemporáneos, efectos que ya se dejan escuchar en los
consultorios de los psicoanalistas. “¿Qué dice, qué representa la
omnipresencia del porno a comienzos de este siglo? Que la relación
sexual no existe, ninguna otra cosa” (Miller). ¿Qué significa que la
relación sexual no existe? Pues que los hombres no están hechos para las
mujeres y las mujeres para los hombres. Ese “espectáculo incesante y
siempre disponible” (Miller) de la pornografía da cuenta de esa ausencia
de proporción entre los sexos, cuyas consecuencias en las costumbres de
las jóvenes generaciones son el “desencanto, brutalización,
banalización” (Miller) de las relaciones sexuales, al punto de llevarlas
a ser algo absolutamente superficial y hasta insípido.
¿Cómo
responder, entonces, a este advenimiento exacerbado de la pornografía en
la red? “Ésta no es –¡quién podría pensarlo!– la solución de los
callejones sin salida de la sexualidad” (Miller, 2005). Como síntoma
bajo el imperio de la técnica exige del psicoanálisis una
interpretación.
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
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