Siempre es pertinente preguntarse por la técnica psicoanalítica, es
decir, por el qué hacer cuando se recibe a un paciente en el
consultorio. Lo primero que hay que tener en cuenta es que “no hay
ningún punto técnico en el análisis que no se vincule con la cuestión
ética” (Miller, 1997, p. 13). En al análisis las cuestiones técnicas son
siempre cuestiones éticas por una razón muy precisa: porque el análisis
va dirigido al sujeto. Como bien lo dice Miller, “la categoría de
sujeto no es una categoría técnica” (1997), sino una categoría ética.
En
la experiencia psicoanalítica de orientación lacaniana, no hay
estándares ni patrones, pero sí hay principios de la práctica, los
cuales se transmiten fundamentalmente a través del propio análisis y de
la supervisión de los casos clínicos (Miller, 1997), pero también es
importante hacer el esfuerzo de hacer transmisión de dichos principios
formalizándolos en la teoría. Esto abarca tanto desde cómo se recibe a
un paciente, hasta cómo es un final de análisis; desde que se hace con
la demanda del paciente, hasta cómo se tramita la transferencia.
Miller
(1997) plantea tres niveles para la entrada en análisis: la avaluación
clínica, que abarca un diagnóstico preliminar de la estructura clínica
del sujeto que demanda un análisis, es decir, si se trata de un
neurótico, un perverso o un psicótico o prepsicótico; la localización
subjetiva del sujeto, es decir, la posición que el paciente asume en su
relación con su queja y sus síntomas; y la introducción al inconsciente,
que tiene que ver con cómo el analista contribuye en el aprendizaje,
por parte del paciente, del bien-decir, es decir, de cómo aproxima al
paciente a decir lo que desea.
Así pues, la localización
subjetiva no es sólo una avaluación de la posición del sujeto, sino
también un acto ético del analista, en el que hay una reformulación de
la demanda del paciente, un cuestionamiento de su deseo y una
rectificación subjetiva. La rectificación subjetiva, uno de los aspectos
más importantes en el momento de entrar en análisis, consiste en pasar
de quejarse de los otros, para empezar a quejarse de sí mismo. Por lo
general, la posición “normal” de todo sujeto neurótico, es quejarse de
los demás. El acto analítico consiste en “implicar al sujeto en aquello
de lo que se queja, implicarlo en las cosas de las cuales se queja”
(Miller, 1997, p. 70).
Entre los principios que rigen la práctica
clínica psicoanalítica están: estudiar el saber clínico y utilizarlo en
la experiencia –lo cual abarca el diagnóstico en base a las estructuras
clínicas–; es esencial localizar el sujeto de la enunciación –y
distinguirlo del sujeto del enunciado–; no comprender al paciente –lo
que se denomina principio de comprensión–; y cansar al deseo del sujeto
–lo que es una política del psicoanálisis–.
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
viernes, 9 de octubre de 2015
435. Sobre la técnica psicoanalítica.
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