El amor propiamente dicho, es el amor que se presenta entre sujetos que
están en falta; es por esto que el amor es fundamentalmente neurótico,
es decir, se da es entre sujetos que están castrados. Sólo se ama a
aquel que se muestra en falta; el sujeto se se muestra completo, el
sujeto que se encuentra satisfecho con lo que tiene -belleza, dinero,
poder, un pene, etc.-, es un sujeto que difícilmente ama; busca ser
amado, sí, pero le cuesta mucho amar, es decir, mostrarse en falta,
mostrarse como un sujeto demandante, deseante. La dependencia de amor
está del lado del Otro "en tanto que no tiene" (Miller, 1991).
¿Cómo
se aman, entonces, dos sujetos homosexuales? En la homosexualidad
masculina, hay un impasse: los dos tienen, estan completos, tienen el
falo; es más, esta es la condición para las elección de objeto en la
homosexualidad masculina: que el Otro también tenga, «que tenga un falo
como lo tengo yo». ¿Por qué? Porque la presencia del falo en el Otro es
una manera de protegerse de la angustia de castración, es decir, al Otro
no le falta nada, no está castrado, y eso le hace saber al sujeto que
no tiene que enfrentarse con la castración femenina, con la falta del
Otro. Entonces, para que un hombre pueda amar a otro hombre en la
homosexualidad -cuando "se establece una relación propiamente amorosa"
(Miller, 1991)-, se hace necesario castrar imaginariamente al Otro. De
hecho, en toda relación amorosa, si el Otro se presenta "completo", para
amarlo hay que castrarlo imaginariamente, es decir, introducirle una
falta -cosa que es propia de la relación de la mujer con el hombre: como
el hombre tiene, para poder amarlo, hay que castrarlo (Miller)-. Por
tanto, en esta clínica de la castración imaginaria en el Otro (Miller,
1991), el homosexual masculino castra al Otro cuando lo utiliza como una
mujer, cuando lo penetra; y a su vez, el homosexual que consiente en
ser utilizado como una mujer, también realiza la castración imaginaria
del Otro, en la medida en que hace desaparecer su pene dentro de él.
¿Y
las mujeres homosexuales qué? El problema del amor entre mujeres es que
¡ellas ya están castradas!, y como el Otro en falta es la referencia
del amor en la neurosis, se puede deducir, entonces, "que es natural
amar a una mujer, en tanto en su castración imaginaria, ella encarna al
Otro barrado" (Miller, 1991), al Otro en falta. Esto explicaría por qué
el amor, homosexual o no, se presenta tan fácilmente entre las mujeres:
no hay que castrarlas, ya lo están, y ya por esta razón se hace más que
natural amar a una mujer (Miller). «¡No queda otro camino que
adorarlas!», como dice la canción de Vicente Fernández. Se aman
fácilmente entre ellas y las aman los hombres heterosexuales; ¡el amor
definitivamente está del lado de la mujer!
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
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