La fundadora de la radio por satélite Sirius XM, Martine Rothblatt,
sujeto transgénero, dice que “la gente puede elegir cualquier género
que quiera (…) la separación por géneros es una ficción construida. El
género es en realidad un continuo y contiene toda una gama del hombre a
la mujer (…) puedo cambiarme de género tan a menudo como cambio de
peinado”. Incluso dice que hay tantas posiciones sexuales en el mundo,
como sujetos.
Rothblatt tiene toda la razón, si pensamos que el género es una
construcción simbólica, es decir, cultural. Sabemos que el término
«género» hace parte del discurso de las en ciencias sociales, con el que
se alude al «conjunto de características diferenciadas que cada
sociedad asigna a hombres y mujeres». Básicamente se refiere a «los
roles socialmente construidos, comportamientos, actividades y atributos
que una sociedad considera como apropiados para hombres y mujeres»
(OMS), y esto es una invención cultural, de cada pueblo, época o
sociedad. Si bien hay determinantes e imperativos sociales que hacen que
el sujeto se comporte de una u otra manera, para el psicoanálisis
existe un asunto decisivo a la hora de adoptar una posición sexual: la
identificación, que es una elección del sujeto. Así pues, un niño varón
pudo haber sido educado como tal: su cuarto se pintó de azul, se le
vistió como un hombresito, se le regalaron autos en lugar de muñecas,
etc., pero él, llegado a sus siete o nueve años, o siente que «es» una
niña, o quiere ser como las niñas: vestir como ellas, comportarse como
ellas, etc. (como sucede con el personaje de la película francesa «Mi vida en rosa») Igual puede suceder con una niña: ser educada como tal y ella comportarse o sentirse como un varoncito. ¿Por qué sucede esto?
La identificación es el proceso psíquico que se pone en juego en los
sujetos en el momento de decidir su posición sexual como hombre o como
mujer, independientemente de su sexo biológico. Esto significa, a su
vez, que no es la biología, ni las hormonas, ni los genes, ni el
cerebro, el que determina la posición sexual del sujeto. La posición
sexual de es una conquista del sujeto, que no solo depende del tipo de
cultura en la que nace y que determina el género, sino que depende,
sobretodo, del tipo de vínculos intersubjetivos que el sujeto establece
con los primeros objetos de amor y deseo -sus padres- en su primera
infancia. Para el psicoanálisis es fundamental, para la determinación de
la posición sexual, el vínculo afectivo que el sujeto establece con sus
padres, ya que ellos son los que le transmiten, gracias al lenguaje,
con sus enunciados y sus enunciaciones, con sus dichos y sus decires,
cuál es el lugar que él ocupa en el deseo de aquellos, lo cual
determinará su posición subjetiva, incluida su identidad sexual: si se
siente ser como un hombre o como una mujer, independientemente de que
tenga un pene o una vagina. Se trata de una determinación psíquica, ya
no genética o ambiental (cultural), sino que la posición sexual de los
hijos se corresponde con el tipo de vínculo y de padres que el sujeto ha
tenido en su primera infancia. “Los procesos de identificación, que
permiten a cada sujeto representarse sexuado, son procesos de lenguaje.
Nos definimos por categorías de lenguaje y de pensamiento que son la
realidad en la que creemos.” (Brousse, 2015).
Así pues, el psicoanálisis trata la cuestión del género por la vía de
las identificaciones, identificaciones que se presentan bien temprano en
la vida y al lado de las personas con las que establecemos vínculos
afectivos muy fuertes: nuestros cuidadores (padres). El género,
entonces, “está vehiculizado por identificaciones sexuales concernientes
a dos registros” (Brousse, 2015): el registro imaginario y el
simbólico. Por lo tanto, ser hombre y ser mujer no son sino seres de
discurso. “El discurso es lo que constituye el lazo social que es el
lazo sexuado. Constituye un verdadero manual, en una sociedad dada, en
una época dada, de los modos de satisfacción permitidos o prohibidos.”
(Brousse). Lo que define «ser un hombre» y «ser una mujer» es el orden
de lo simbólico, el cual determina una serie de “categorías de discurso
que prescriben lugares, roles sociales, así como modos de gozar
diferenciados.” (Brousse). Estas son identificaciones impuestas por la
cultura, que dicen o indican cómo debe ser un hombre y cómo debe ser una
mujer (discurso de género). Pero estas identificaciones son secundarias
con respecto a esa identificación que se da en los primeros años de la
infancia, durante el Complejo de Edipo, y que determinan si el sujeto se
siente «ser» un hombre o «ser» una mujer, identificación que puede no
corresponderse después con el discurso de género, y que hace que el
sujeto adopte una posición diversa a la esperada. Y más aún hoy, cuando
el Otro de la cultura ya no tiene la misma consistencia que tenía años
atrás; ese Otro se ha vuelto también diverso y ya no impone una única
manera de «ser hombre» o «ser mujer», como lo hacía antes (los hombres
en el trabajo, las mujeres en la casa, por ejemplo).
Pero “este movimiento de diversificación no se efectúa sin caos ni
violencia. Jacques-Alain Miller, en una intervención en el VIII Congreso
de la AMP, desarrollaba en qué los sujetos contemporáneos están
«desbrujulados». Estos cambios de paradigmas del discurso se acompañan
en efecto de deseos nuevos y síntomas inéditos.” (Brousse, 2015).
Teniendo entonces en cuenta todo lo anterior, con respecto a los
determinantes culturales (discurso de género) y la posición o identidad
sexual del sujeto (por la vía de una identificación), se puede entender
lo que Lacan (1974) dijo en su Seminario XXI: «El ser sexuado no se
autoriza sino de sí mismo… y de algunos otros, es en ese sentido que hay
elección». (Brousse).
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
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