El psicoanálisis piensa, como lo piensa de Hannah Arendt , que si las
personas son llevadas a experimentar determinadas circunstancias, ellas
pueden llegar a ejercer el mal; hasta la persona aparentemente más
buena, puede llegar a realizar los actos más crueles y horribles hacia
otras bajo determinadas circunstancias. Esto significa que todos los
seres humanos llevan por dentro a un asesino en potencia, a un
torturador, a un ser maligno. El diablo no está afuera, en el exterior,
sino que está dentro de cada uno de nosotros. Solo basta ver un
noticiero en un país como Colombia para saberlo: explotación sexual,
trata de blancas, abusos sexuales, pederastia, violaciones, asesinatos,
torturas, desapariciones, feminicidios, maltrato intrafamiliar, etc. La
lista es larga. Esto no significa, para nada, que todos los seres
humanos serían capaces de cometer las mismas atrocidades. "No hay
ninguna razón para pensar que una persona que nos pueda parecer
totalmente inocente, responsable, magnífica persona, bajo ciertas
circunstancias, que a lo mejor no las va a encontrar nunca, pero no
sabemos si la vida puede conducirlo a que en una determinada coyuntura
cometa algo que le pueda resultar inimaginable" (Dessal, 2018). Pero
esto no la hace ser un canalla.
"Un canalla es aquella persona
que es capaz efectivamente de discernir su relación con el mal y de
ejercerlo sin ninguna clase de escrúpulos morales" (Dessal, 2018). Al
canalla le gusta hacer el mal, "es el mal por el mal" (Dessal), lo cual
lo aleja de las personas que llegan a realizar actos violentos en nombre
de una ideología. En nombre de Dios, o de una raza pura, o de los
principios de un partido político, un sujeto puede llegar a hacer actos
repudiables, pero esto no lo hace un canalla. "Un canalla es aquel que
asume el ejercicio del mal ni siquiera amparándose en una determinada
ideología" (Dessal).
El canalla es un sujeto que distingue el
bien del mal, "es alguien que actúa con consciencia del mal y sin
necesidad de sentirse legitimado más que en su propio goce" (Dessal,
2018). En efecto, este es probablemente el descubrimiento más importante
del psicoanálisis: llegar a saber que los seres humanos encuentran una
gran satisfacción haciendo el mal. Pero canallas tampoco son los sujetos
que, haciéndole algún mal a otro, se sienten culpables o responsables
por lo que han hecho. El canalla "es alguien que no tiene escrúpulos de
ningún tipo", y por lo tanto no experimenta ninguna culpa por lo que ha
hecho.
En este sentido, el canalla se acerca a la descripción que
hace el discurso psiquiátrico del psicópata, o por lo menos coinciden
en que ambos carecen de sentimiento de culpa. Casi que se podría decir
que todo psicópata es un canalla, pero no todo canalla es necesariamente
un psicópata. El canalla no se constituye en una entidad clínica;
"canallas podemos encontrarlos en todo el espectro clínico. Los
neuróticos, los perversos, los psicóticos" (Dessal, 2018). De los
perversos también se podría decir que son canallas, solo que algunos de
ellos eventualmente pueden experimentar algo de culpa frente a sus
actos.
Entonces, ¿qué es lo que distingue verdaderamente a un
canalla? Dessal (2018) responde que "canalla es aquel que se afirma,
digamos, en el goce que ejerce sin ninguna clase de responsabilidad ni
de limitación, que es consciente de ello, y que no le importa en
absoluto las consecuencias que eso tenga para los otros". Además, el
canalla es un sujeto que no se cuestiona frente a su propio accionar, no
se relaciona con su propio inconsciente, y por lo tanto, no demanda un
análisis.
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
viernes, 26 de octubre de 2018
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