477. ¿Qué es ser un canalla?

El psicoanálisis piensa, como lo piensa de Hannah Arendt , que si las personas son llevadas a experimentar determinadas circunstancias, ellas pueden llegar a ejercer el mal; hasta la persona aparentemente más buena, puede llegar a realizar los actos más crueles y horribles hacia otras bajo determinadas circunstancias. Esto significa que todos los seres humanos llevan por dentro a un asesino en potencia, a un torturador, a un ser maligno. El diablo no está afuera, en el exterior, sino que está dentro de cada uno de nosotros. Solo basta ver un noticiero en un país como Colombia para saberlo: explotación sexual, trata de blancas, abusos sexuales, pederastia, violaciones, asesinatos, torturas, desapariciones, feminicidios, maltrato intrafamiliar, etc. La lista es larga. Esto no significa, para nada, que todos los seres humanos serían capaces de cometer las mismas atrocidades. "No hay ninguna razón para pensar que una persona que nos pueda parecer totalmente inocente, responsable, magnífica persona, bajo ciertas circunstancias, que a lo mejor no las va a encontrar nunca, pero no sabemos si la vida puede conducirlo a que en una determinada coyuntura cometa algo que le pueda resultar inimaginable" (Dessal, 2018). Pero esto no la hace ser un canalla.

"Un canalla es aquella persona que es capaz efectivamente de discernir su relación con el mal y de ejercerlo sin ninguna clase de escrúpulos morales" (Dessal, 2018). Al canalla le gusta hacer el mal, "es el mal por el mal" (Dessal), lo cual lo aleja de las personas que llegan a realizar actos violentos en nombre de una ideología. En nombre de Dios, o de una raza pura, o de los principios de un partido político, un sujeto puede llegar a hacer actos repudiables, pero esto no lo hace un canalla. "Un canalla es aquel que asume el ejercicio del mal ni siquiera amparándose en una determinada ideología" (Dessal).

El canalla es un sujeto que distingue el bien del mal, "es alguien que actúa con consciencia del mal y sin necesidad de sentirse legitimado más que en su propio goce" (Dessal, 2018). En efecto, este es probablemente el descubrimiento más importante del psicoanálisis: llegar a saber que los seres humanos encuentran una gran satisfacción haciendo el mal. Pero canallas tampoco son los sujetos que, haciéndole algún mal a otro, se sienten culpables o responsables por lo que han hecho. El canalla "es alguien que no tiene escrúpulos de ningún tipo", y por lo tanto no experimenta ninguna culpa por lo que ha hecho.

En este sentido, el canalla se acerca a la descripción que hace el discurso psiquiátrico del psicópata, o por lo menos coinciden en que ambos carecen de sentimiento de culpa. Casi que se podría decir que todo psicópata es un canalla, pero no todo canalla es necesariamente un psicópata. El canalla no se constituye en una entidad clínica; "canallas podemos encontrarlos en todo el espectro clínico. Los neuróticos, los perversos, los psicóticos" (Dessal, 2018). De los perversos también se podría decir que son canallas, solo que algunos de ellos eventualmente pueden experimentar algo de culpa frente a sus actos.

Entonces, ¿qué es lo que distingue verdaderamente a un canalla? Dessal (2018) responde que "canalla es aquel que se afirma, digamos, en el goce que ejerce sin ninguna clase de responsabilidad ni de limitación, que es consciente de ello, y que no le importa en absoluto las consecuencias que eso tenga para los otros". Además, el canalla es un sujeto que no se cuestiona frente a su propio accionar, no se relaciona con su propio inconsciente, y por lo tanto, no demanda un análisis.

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