Sigmund Freud, en Más allá del principio del placer, decía que en
el psiquismo -esto tan extraño, que no se localiza en ningún lugar, que
parece más una función del cerebro- "se encuentran dos terrenos
heterogéneos: el cuerpo y el lenguaje. Entre ellos parece no haber un
acuerdo total" (González, 2019).
El
cuerpo -la representación que el sujeto se hace de sí mismo y de su
organismo- pareciera ser algo con lo que el sujeto se encuentra
embarazado, es decir, no sabe que hacer con él, dónde ponerlo,
manejarlo, de qué manera lo colocarlo, con qué postura, etc. ¡Todo un
encarte! "Siempre hay algo del cuerpo que se nos escapa, que va por
delante de nosotros, que no podemos nombrar a cabalidad y que no podemos
controlar" (González, 2019). Esto se observa en el sin número de
tratamientos que le aplicamos al cuerpo, o a cada parte del cuerpo:
dietas, ejercicios, cirugías estéticas, bebidas de todo tipo, cremas,
ungüentos, maquillajes, fajas, baños; tratamientos para el pelo, el
rostro, las piernas, el abdomen, los pies, etc., etc. ¡Cómo nos pesa el
cuerpo! Esto no sucede con los animales, los cuales no tienen conciencia
de lo que son y cómo son. Son como son y listo. Con el cuerpo el sujeto
pareciera tener una insatisfacción permanente, algo no le gusta de él.
El ser humano es el único que quiere llegar a ser como otros. En la
naturaleza nunca se ve a una gallina queriendo ser como un pavo real, o a
un gato queriendo ser como un león, en cambio el sujeto quiere llegar a
ser como Ken, como Barbie -solo para dar un ejemplo-, y es capaz de
someterse a una serie de cirugias estéticas para lograrlo.
A esto se le suma que el discurso contemporáneo le demanda al sujeto que
se identifique con su organismo: ‘eres tu cuerpo’, él te representa
(González, 2019), impidiendo que al cuerpo se lo pueda escuchar (un
paréntesis: el cuerpo tiene un carácter imaginario; es la imagen que el
sujeto se hace de sí mismo. El organismo tiene un carácter real; son los
órganos del cuerpo de los cuales el sujeto no tiene una representación,
a menos que estudie medicina). Lo más importante que descubre el
psicoanálisis con relación al cuerpo es que ¡él habla!, dice cosas que
el sujeto calla, por eso es importante "escuchar subjetivamente los
“desajustes” de nuestro cuerpo" (González). El cuerpo habla a través de
los síntomas que se presentan en el cuerpo, síntomas que lo ponen a
funcionar mal; son esos síntomas que no tienen una causa orgánica sino
psíquica "y que nos viene a manera de disrupción, de algo que nos parece
siempre extraño, como si no fuera nuestro" (González).
El
síntoma psíquico que se presenta en el cuerpo, eso que no anda bien en
él -un trastorno alimenticio, o digestivo, o del aparato reproductor, o
un dolor en alguna parte del cuerpo (hiperalgésia y/o fibromialgia),
contracturas, anestesias (frigidez, anorgasmia), mareos, vómitos,
dolores de cabeza (migraña), etc.-, eso que no marcha en el cuerpo nos
enseña que algo escapa al control del cuerpo; nos hace saber que el
cuerpo habla por nosotros, que en el cuerpo, como en un pergamino, algo
queda escrito. Escrito en el cuerpo (título de una película de Peter
Greenaway), como si, muy a pesar del sujeto, ello hablara. Y en efecto,
si el cuerpo habla a través de sus síntomas, es por esa intersección del
organismo con el lenguaje. El problema del ser humano con su cuerpo es
que se trata de un ser hablante, es decir, un organismo afectado por el
lenguaje, esa especie de parásito que toma el organismo como su huésped,
produciendo al sujeto, es decir, el psiquismo.
González (2019)
se pregunta: "¿qué es esa parte desconocida que sentimos en nuestro
cuerpo y que es parte importante de la sensación de no poderlo
controlar?" La respuesta es: "algún evento traumático que nos marcó y
que ha quedado reprimido o, también, sin ser hablado" (González), es
decir, se trata de una experiencia, casi siempre de la primera infancia,
que el sujeto no logro simbolizar, no logró nombrar, precisamente
porque se trata de una experiencia que su cuerpo no logra controlar, y
que le brindó una extraña satisfacción. Es el encuentro del sujeto con
el goce del Otro, una experiencia traumática que el sujeto reprimió,
olvidó, y de la que el sujeto no quiere saber nada. El problema aquí es
que el sujeto no quiere saber nada de ello, de eso, pero ello no se
olvida del sujeto, y retorna -retorno de lo reprimido-, regresa, regresa
escrito en el cuerpo, como síntoma psíquico, que pone a funcionar mal
al cuerpo, sobretodo si no se lo quiere escuchar.
En los eventos
traumáticos "el lenguaje siempre tiene un papel muy importante, el más
importante. Se trata de la manera en que las palabras y los silencios en
nuestra historia nos han marcado y de cómo nuestro cuerpo ha sido
sensible a ello" (González, 2019). Las palabras, el lenguaje, tocan el
cuerpo, lo marcan, y ello sale del control del sujeto. "Si aceptamos que
al cuerpo no lo podemos controlar quizás podamos escuchar otra cosa:
que el traumatismo ocasionado por las palabras que tocan nuestro cuerpo
es más importante que cualquier control" (González), control que el
sujeto realiza a punta de ejercicio, dietas o batidos verdes. Se trata
de una elección entre las demandas imperativas del mercado de controlar
el cuerpo o "el descubrimiento, mediante la palabra, de lo que lo más
íntimo y singular de nosotros tiene para decirnos" (González).
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
553. Las clínicas de urgencias subjetivas
Las clínicas de urgencias subjetivas son espacios dedicados a atender crisis emocionales o psíquicas desde una perspectiva psicoanalítica la...
-
El padre alcahuete es el que encubre a su hijo en algo que se quiere ocultar. Este padre suele ser permisivo y prodiga un amor incondicional...
-
El sueño, lo dice Freud (1915-16) claramente, "es un sustituto de algo cuyo saber está presente en el soñante. pero le es inaccesible...
-
La estructura del lenguaje nos somete a la lógica de la diferencia significante, la cual es siempre una diferencia binaria. “La cuestión de ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario