Con el axioma lacaniano «La mujer no existe», Lacan no estaba diciendo
que las mujeres no existan; es más, él agrega a dicho axioma que «solo
existen las mujeres de una en una». Dicho axioma tiene una explicación
lógica, y es que para inscribir en el inconsciente la diferencia sexual,
se cuenta con un solo significante: el falo. Esto significa que en el
lugar del Otro -tesoro de los significantes, es decir, el lugar al que
acudimos para hacernos a una representación de sí mismos y del mundo que
nos rodea- existe un agujero en el saber; en el Otro falta el
significante con el que se podría inscribir el Otro sexo. Asi pues, en
el inconsciente sólo existe un significante para nombrar la diferencia
sexual; falta entonces uno, uno que no se inscribe en el inconsciente.
No existe en el inconsciente el significante que represente al Otro sexo
Con
el significante «falo», tanto el hombre como para la mujer identifican a
ambos sexos, es decir, que con un solo significante se señala la
diferencia sexual: los que lo tienen son los hombres y las mujeres son
aquellas que están privadas de él. Niños y niñas establecen siempre la
diferencia sexual diciendo: los niños tienen pene, las niñas no lo
tienen; así es como niños y niñas subjetivan la presencia o ausencia del
pene -complejo de castración-. Por esta razón también se dice que el
falo es un significante sin par: no hace pareja con ningún otro
significante, de tal manera que en el lugar del Otro sólo existe un
significante para señalar la diferencia sexual, y no dos. Es como si
faltara el significante que permitiría identificar al Otro sexo.
Con
el significante falo se puede hacer el conjunto universal de los
hombres: son todos aquellos que tienen falo. Esta es la razón por la que
los hombres son todos iguales –“cortados por la misma tijera”–, pero,
¿con qué significante se hace el conjunto universal de las mujeres? No
lo hay, no existe, por eso el axioma lacaniano «la mujer no existe» como
conjunto universal; existe, sí, la mujer una por una –por eso las
mujeres son todas diferentes, no hay una que se parezca a otra–. Así
pues, "lo que Lacan cuestiona no es el sustantivo “mujer”, sino el
artículo definido “la”, que en francés, como en otros idiomas, indica
universalidad" (Grippo, 2014).
La consecuencia de esto es que, para la mujer, hay un goce «más allá
del falo», un goce no-todo fálico. Más allá del falo, la mujer tiene
relación con un goce «suplementario», un goce infinito, que tiene que
ver con la falta de un significante que la nombre en el lugar del Otro.
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
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