martes, 4 de febrero de 2025

551. ¿Cuáles son las formaciones del inconsciente?

En psicoanálisis, las "formaciones del inconsciente" se refieren a manifestaciones o productos del inconsciente que revelan su contenido y dinámica. Dichas formaciones tienen que ver con lo que se dice, y lo que se dice en un análisis es lo que no se sabe. El análisis consiste en decir lo que hay “entre las líneas” y que aflora en las formaciones del inconsciente, en el sueño, el lapsus, los actos fallidos, el olvido, los síntomas psíquicos, estos “primeros objetos científicos” (Lacan, 2010, p. 90) de la experiencia freudiana en los que se interesa el psicoanálisis “en tanto que ponen en juego el deseo” (Miller, 2005). En todo momento entonces, la experiencia de la cura “consiste en mostrar al sujeto que dice más que lo que cree decir” (Miller).

Una de las de las formaciones del inconsciente son los sueños. Freud consideraba los sueños como la "vía regia" para llegar a lo inconsciente, proponiendo que son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos. Es decir, los sueños actúan como una manifestación indirecta de deseos inconscientes; en ellos se realizan deseos inconscientes reprimidos, siempre, así se trate de sueños extraños, abstractos, ilógicos o pesadillas.

Otra de las importantes formaciones del inconsciente son los lapsus, que abarcan errores al hablar, escribir o leer, también revelan deseos o conflictos inconscientes que los causan. En cuanto a los chistes, Freud descubrió que el humor y los juegos de palabras permiten expresar pensamientos y deseos reprimidos de manera socialmente aceptable. A través de comentarios graciosos o bromas, se burla la censura psíquica, permitiendo que lo reprimido se exprese.

Los síntomas neuróticos son, probablemente, la más importante formación del inconsciente, ya que son los que llevan a sujeto a terapia, por el malestar que les causa. Ya se trate de síntomas que afecten el cuerpo (como en la histeria) o el pensamiento (como en la neurosis obsesiva), ellos siempre surgen de conflictos psíquicos inconscientes no resueltos. Estos síntomas son una formación de compromiso entre dos fuerzas en conflicto: lo reprimido y lo represor. Todas estas manifestaciones son expresiones indirectas, disfrazadas o desplazadas, de deseos, pensamientos y conflictos reprimidos que el yo consciente no puede o no quiere manejar.

El psicoanalista, guiado por su conocimiento sobre el síntoma y su aspecto oculto (donde genera sufrimiento mientras proporciona una satisfacción desconocida), evita caer en el "furor sanandi" que Freud señaló en su época. Aunque el paciente inicialmente busca dejar de sufrir, el psicoanálisis, “fuera del ámbito de la psicología y el autocontrol” (Miller, 2005), reconoce el valor del síntoma como lo más íntimo del paciente, y no se trata simplemente de eliminarlo. “El análisis se enfoca en ese punto donde, en su dolor, el sujeto encuentra satisfacción” (Miller), lo que se denomina en la teoría como «goce». Así, el psicoanálisis, como un tratamiento personalizado, permite al sujeto comprender su participación en el desorden que lo aqueja, asumiendo la responsabilidad de su deseo, incluso de aquel que resulta difícil de admitir.

Freud descubrió que el mecanismo de represión utilizado para desalojar de la conciencia lo que genera conflicto siempre fracasa. Esto significa que "lo reprimido" retorna inevitablemente, saliendo a la luz a pesar de los intentos del sujeto por mantenerlo oculto. Gracias a que lo reprimido retorna, es que tenemos noticia de lo inconsciente reprimido.

Este retorno es lo que da lugar a las ya denominadas "formaciones del inconsciente", que incluyen también los olvidos de asuntos relevantes para el sujeto, como el olvido de citas, nombres, fechas importantes, las llaves en el trabajo o la billetera en la casa, etc.; los sueños que como ya se vio, son realizaciones de deseos reprimidos; los actos fallidos, como el conocido "lapsus linguae", donde se sustituye un nombre o palabra por otra, pero también todo tipo de “accidentes”: tropezones, caídas, machucones, derramar líquidos, dejar caer objetos, etc. Freud descubre que hay un motivo inconsciente que causa estos accidentes. Los chistes, que permiten hablar de temas sexuales o agresivos burlando la censura psíquica, y los síntomas neuróticos, que afectan el cuerpo en la histeria y el pensamiento en la neurosis obsesiva.

El psicoanálisis explica el retorno de lo reprimido como un proceso mediante el cual los deseos, pensamientos y recuerdos, relegados al inconsciente por su contenido conflictivo o inaceptable para el yo consciente, encuentran formas de manifestarse indirectamente. Esto ocurre porque el material reprimido conserva su energía (libido) y busca expresarse, aunque sea de manera disfrazada o simbólica. Por eso Freud afirmaba que el síntoma es una satisfacción sexual sustitutiva.

El retorno de lo reprimido subraya la existencia y el impacto del inconsciente en la vida psíquica y el comportamiento de los sujetos. La tarea del psicoanalista es hacer consciente lo reprimido, con el fin de resolver el conflicto entre lo reprimido y lo represor, lo cual alivia los síntomas.

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