lunes, 19 de septiembre de 2011

313. ¿Cómo se piensan las toxicomanías o a las adicciones desde una perspectiva psicoanalítica?

La toxicomanía no es una estructura clínica particular; es más bien un síntoma que tiene una función diferente en cada una de las estructuras, por eso es muy importante abordar el caso por caso. En este sentido, no existe la toxicomanía sino los sujetos toxicómanos. Es frecuente encontrar desencadenamientos de psicosis en sujetos a los que se les priva de su adicción, lo cual hace delicado el tratamiento de dichas adicciones en sujetos prepsicóticos.

Lacan va a poner el acento en el borramiento del saber del inconsciente, el borramiento del goce sexual, lo  que supone separarse de la relación con el pene, definido como partenaire  (Aksenchuk, 2006). Por otra parte, el sujeto drogadicto es el paradigma de  la relación del sujeto moderno con el objeto de consumo, un sujeto que depende esencialmente del modo de gozar actual, un goce que depende de la relación establecida entre el mercado y el capitalismo, y que permite la explotación del deseo humano cuando el mercado le promete al sujeto toda una serie de objetos que colmarían su deseo. Esta es la razón por la cual hoy en día se presentan todo tipo de adicciones a un sin número de objetos y actividades. Con el mercado se desencadena un consumismo alocado que hace del sujeto adicto un sujeto pegado a su objeto de goce, aislándolo de todo lazo social y asegurándole su lugar como toxicómanos.

Veamos, entonces, algunos aspectos atener en cuenta en el momento de pensar los fenómenos relacionados con el consumo de drogas desde la perspectiva psicoanalítica:
1. Los hombres, en todos los momentos de su historia y en todas las culturas, se han entregado al consumo de sustancias psicoactivas.
2. En el caso de la toxicomanía, la ley del «no a la droga» se presenta bajo dos vertientes: bajo el lado del ideal de abstinencia promovido por la medicina y bajo el lado jurídico de la prohibición del consumo.
3. Si se quisiera hacer una «nueva» clasificación de las drogas, se podrían colocar, de un lado, a las drogas que «separan», y del otro, a las que «vinculan» (Miller, 1999).
4. La droga le ayuda al drogadicto a hacerse a una «identidad» en la medida en que hay una «identificación» con el objeto-droga. «Ser alcohólico» o «ser drogadicto» es tener ya asegurada una identidad.
5. La prohibición que recae sobre el consumo de sustancias psicoactivas ha sido ineficaz. La prohibición del consumo no ha engendrado su disminución.
6. Es importante determinar el origen de la toxicomanía en cada sujeto, el origen de la decisión de ser toxicómano. En algún momento de la vida el toxicómano ha decidido ser así.
7. Desde la perspectiva lacaniana, no puede entenderse la relación con la droga como un síntoma de conflictos inconscientes o como sustituto de la relación con objetos sexuales anclados en alguna "fijación".
8. La adicción es un fenómeno que es posible encontrar en las diferentes estructuras. El fantasma y el síntoma son soluciones a la falta de goce del sujeto; la droga se constituye en una tercera solución que afecta el cuerpo.

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