Las terapias cognitivo-conductuales (TCC) parecen ser hoy el modelo
dominante de la terapia-por-la-palabra. Ellas constituyen un nuevo Otro
en el campo psi, un Otro "que pide tratamientos más rápidos, menos
costosos, enteramente predecibles y cuya terminación y duración pueden
ser anticipadas" (Miller, 2005). Ellas también responden, en nuestra
sociedad, a un nuevo ideal de conocimiento: el conocimiento total; se
trata de un nuevo ideal de cuantificación general de todo lo humano
(Miller). ¿Cómo responde el psicoanálisis a este nuevo Otro?
El psicoanálisis es una práctica especializada que busca "cuestionar
todas las creencias, todos los fines, todas las nociones de beneficio y
aún la noción misma de realidad" (Miller, 2005). Esto hace que él
parezca salvaje, indomable. Por eso para mucha gente, y sobre todo para
el Estado, el psicoanálisis es considerado como algo intolerable. En
cambio, las TCC parecen responder bastante bien a los intereses, el
control y la burocracia del Estado. Lo curioso es que las TCC son un
"producto secundario del psicoanálisis mismo. Eso es lo novedoso. Son,
en algún sentido, post-analíticas, post-freudianas” (Miller).
En efecto, Aaron Beck, fundador de las TCC, siendo psicoanalista se
aburría mucho con sus pacientes y quería tener alguna otra cosa para
hacer. Así lo confiesa en las entrevistas que el New York Times y el
Washington Post le hicieron en su momento; él era psicoanalista y se
aburrió de la práctica analítica. Así pues, las TCC son un subproducto
del psicoanálisis norteamericano, subproducto que además tiene una idea
de lo que es el lenguaje -ese Otro simbólico tan importante para el
psicoanálisis lacaniano-, sólo que consideran que el lenguaje "no es
ambiguo, o al menos que el lenguaje puede fácilmente ser utilizado de
una manera inequívoca y que puede ser explícito. Por eso, estas terapias
creen que es posible tener un acuerdo previo entre paciente y terapista
sobre cuál es el problema y como curarlo" (Miller, 2005). Es decir, las
TCC tratan el lenguaje como si en él no se diera el malentendido o no
hubiese ambigüeades, como una especie de “software” que serviría para
“adaptar” al sujeto, por eso piensan que éste –que a su vez es pensado
como una máquina–, puede ser programado y reprogramado –puede aprender y
desaprender–, pudiendo corregir sus conductas o esquemas
maladaptativos, buscando el control y la regulación del sujeto, y
coincidiendo así con los propósitos del Estado contemporáneo. Por esto
Miller (2005) se pregunta: “¿Aceptará la gente este nivel de control y
regulación estatal? ¿Desearán las personas ser consideradas como
máquinas? ¿O lo irán a rechazar?”. Eso dependerá de la actitud de la
civilización hacia este nuevo Otro.
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
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