Las neurociencias han podido constatar que las mismas áreas del cerebro
se disparan o se iluminan cuando un sujeto se quema con una taza de café
o cuando la pareja dice ha sido infiel. Estos dos hechos producen el
mismo efecto en lo real (Bassols, 2012).
¿Cómo es esto posible, si el primero de los hechos es un estímulo real y
el otro son solo palabras? Esto quiere decir que el daño que producen
unas palabras “es tan real para el sistema nervioso central como el
quemarse con una taza de café” (Bassols), por eso hay palabras que
causan daño, dolor, así como otras causan alivio y bienestar. Hay que
entender, entonces, qué significa vivir en un mundo de lenguaje. Incluso
se podría decir que el objeto de estudio del psicoanálisis lacaniano es
los efectos del lenguaje sobre el sujeto.
Para el psicoanálisis,
el medio natural del sujeto es el lenguaje, lo simbólico. Es lo primero
que enseña Lacan al comenzar con su enseñanza: el lenguaje es algo
exterior al sujeto; por eso el nombre de Otro, ese Otro exterior que
constituye lo simbólico y que funda al inconsciente estructurado como un
lenguaje; por eso no se lo puede localizar únicamente en el cerebro. El
aparato del lenguaje es algo separado del cerebro, y se lo encuentra
por todas partes, por todos lados (Bassols, 2012).
Así pues, el
Otro del lenguaje es “como una alteridad radical a cualquier idea de
individualidad que podamos tener” (Bassols, 2012); esta es la razón por
la que no hay que confundir los huesos, la carne, el organismo y/o el
cerebro con el sujeto. El lenguaje es el que determina la existencia del
sujeto, por eso hay que distinguir entre el conjunto de los huesos de
una tumba y el conjunto de lo simbólico (el lenguaje). ¿Por qué “es
fundamental entonces estudiar los modos simbólicos del lenguaje”
(Bassols)? Porque es gracias al lenguaje, ese Otro que lo antecede, que
existe el sujeto.
Y así como el lenguaje no se puede localizar en
el cerebro, al parecer la conciencia tampoco. Es la conclusión a la que
han llegado dos neurocientífico, Edelman y Tononi (citados por Bassols,
2012) después de un largo estudio sobre la conciencia: “llegan a la
idea de que la conciencia no puede localizarse en ninguna parte del
cerebro” (Bassols), y además, que la conciencia es el resultado de la
relación del sujeto con el mundo exterior, con la alteridad. “Sin
saberlo descubren algo del estadio del espejo lacaniano, que sólo hay
constitución del yo a través del exterior de la imagen especular”
(Bassols). Lo simpático de todo esto es que Freud ya lo había dicho
desde los comienzos de su teoría, sobre todo cuando aborda los problemas
de la psicología social: El sujeto solo se puede constituir como tal en
sus vínculos con los otros; sin otros, no hay sujeto, sin otras
conciencias no hay conciencia.
Edelman y Tononi en su
investigación llegan a la conclusión de que la conciencia no puede ser
objeto científico. “La conciencia es un objeto que se hurta como objeto
científico, en las condiciones actuales de la ciencia, nos introduce
algo que en cada persona -la expresión es de ellos-, es comparable a
nada. Es decir, no podemos hacer ningún estudio comparativo de una
conciencia en relación a otra” (Bassols, 2012). Esto es muy interesante
para el psicoanálisis, el cual hace mucho énfasis en la clínica del uno
por uno, “del sinthome como lo más singular, como aquello que no se
puede comparar con nada” (Bassols).
Entonces, tanto la
conciencia como el lenguaje no son localizables en el cerebro; más bien,
tal y como lo enseña el psicoanálisis, se trata de una alteridad, de un
universo exterior al sujeto, el Otro, y que “actúa como una suerte de
parásito al sistema nervioso central y algunos se dan cuenta de que eso
es el lenguaje” (Bassols, 2012). Quienes quieren reducir “el saber a
conocimiento cognitivo y el conocimiento a su vez a un asunto de mera
información inscrita en un disco duro” (Bassols, 2012), hacen que se
pierda lo más inherente al ser humano: el saber inconsciente en la
medida en que está estructurado por el lenguaje.
UN BLOG SOBRE PSICOANÁLISIS LACANIANO. Los textos cortos aquí publicados, aparecieron en el semanario La Hoja de Medellín, entre los años 1995 y 1999, en una columna titulada «Sentido Común». A partir del 18 de julio de 2007, he empezado a publicar otros textos cortos, reflexiones, ideas, desarrollos teóricos del psicoanálisis lacaniano. Espero les sea de utilidad para pensar al sujeto y como introducción al psicoanálisis. Bienvenidos!!
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