jueves, 16 de mayo de 2024

542. El lugar del psicoanálisis en la formación del psicólogo

A la pregunta sobre el lugar del psicoanálisis en la formación del psicólogo, Freud ofrece en su texto ¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la Universidad? (1919) la siguiente respuesta: "En efecto, comparado con todos los otros sistemas, el psicoanálisis es el más apropiado para transmitir al estudiante un conocimiento cabal de la psicología". La mayoría de los programas de psicología ofrecen cursos de psicoanálisis o, en su defecto, de psicología dinámica, la cual tiene sus raíces en el psicoanálisis freudiano y kleiniano. En cualquier curso de Historia de la Psicología o de Introducción a la Psicología, el estudiante entrará en contacto con la teoría psicoanalítica y su autor, Sigmund Freud. Una de las tres grandes ramas de la psicología, junto con la cognitiva y la humanista, es la dinámica, la cual se apoya en los trabajos de Freud posteriores a 1920 y que otorgan una importancia creciente al yo y sus mecanismos de defensa. Las facultades de psicología que no incluyen cursos de psicoanálisis en su programa, es más lo que pierden que lo que ganan, ya que la formación integral de un psicólogo requiere el dominio y conocimiento de las disciplinas que identifican su formación, historia, epistemología y modelos teóricos y metodológicos, entre los cuales se encuentra el psicoanálisis freudiano y sus sucesores: el kleinismo, la psicología del yo, la psicología dinámica, el lacanismo, etc.

Freud desempeñará un papel preponderante en los desarrollos teóricos de la psicología, ya que él vincula las funciones del sujeto con las de la sociedad. Sus textos de psicología, sobre todo los relacionados con la psicología social, abarcan principalmente "Tótem y Tabú" (1912-13), donde muestra, a partir de una hipótesis mítica, cómo se forma la sociedad humana como institución originaria; "Psicología de las masas y análisis del yo" (1921), en el cual, mediante un estudio de la identificación y la formación del yo, resalta la importancia de lo social en la constitución del sujeto; "El porvenir de una ilusión" (1927), donde Freud señala que la sociedad, como precio por su ingreso a ella, exige al individuo la renuncia a ciertas satisfacciones pulsionales. Tales exigencias hacen al sujeto hostil a la cultura, pero esta es neutralizada mediante la identificación con la autoridad paterna prohibidora, lo cual constituye el superyó del sujeto. En "El malestar en la cultura" (1930), Freud vuelve a afirmar que los fines de la sociedad y el individuo no coinciden. El hombre tiene una agresividad innata, una fuerza desintegradora importante de la sociedad, a la que denomina "pulsión de muerte". Otros textos de interés social en Freud son: "La moral sexual 'cultural' y la nerviosidad moderna" (1908), "El interés por el psicoanálisis", parte II, secciones E, F y G (1913), "De guerra y muerte. Temas de actualidad" (1915), "¿Por qué la guerra?" (1933), "Comentario sobre el antisemitismo" (1938) y "Moisés y la religión monoteísta" (1939).

Así, Freud, padre del psicoanálisis, no solo fue un científico interesado permanentemente en la clínica, sino también en la cultura, la sociedad y sus problemas. De cierta manera, Freud también desarrolló, además de una teoría del sujeto, una teoría de la cultura desde el punto de vista psicoanalítico, teoría que fundamenta en gran medida los desarrollos de la psicología social contemporánea. Si bien es cierto que el psicoanálisis toma como objeto de estudio el psiquismo del sujeto, es a raíz de esta indagación que Freud se interesa en las bases afectivas del vínculo del sujeto con la sociedad. El psicoanálisis ha descubierto que los sentimientos sociales llevan consigo un interés o libido sexual que ha sido objeto de represión, y, por lo tanto, se constituyen en la causa de determinadas perturbaciones anímicas que, incluso, pueden definir lo peculiar de un grupo. Para Freud, las neurosis en general tenían un carácter asocial, es decir, apartaban al sujeto de la sociedad. Asimismo, él demostró que el precio del progreso cultural que el sujeto debe pagar se manifiesta en un déficit de dicha, provocado por la elevación del sentimiento de culpa, constituyéndose éste en el problema más importante del desarrollo cultural.

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