viernes, 28 de enero de 2011

232. El estadio del espejo: primer acto de inteligencia.

El estadio del espejo designa un momento psíquico y ontológico de la evolución humana, ubicado entre los seis y los dieciocho primeros meses de vida, durante el cual el niño anticipa el dominio de su unidad corporal mediante una identificación con la imagen del semejante y por la percepción de su propia imagen en un espejo.

Lo primero que destaca Lacan con relación a este estadio, es que se pone en juego un primer acto de inteligencia por parte de la cría humana: “a una edad en que se encuentra por poco tiempo, pero todavía un tiempo, superado en inteligencia instrumental por el chimpancé, reconoce ya sin embargo su imagen en el espejo como tal” (Lacan, 1984, p. 86). Este reconocimiento de la imagen en el espejo, primer acto de inteligencia del sujeto, señala un momento decisivo del desarrollo mental del niño, a la vez que establece una relación libidinal esencial con la imagen del cuerpo -lo que se denomina narcisismo: amor a sí mismo-. Es por esto que el «estadio del espejo» es un aspecto fundamental de la subjetividad y paradigma del orden imaginario.

A diferencia del chimpancé de la misma edad, el niño de seis meses queda fascinado por su reflejo en el espejo, quedando el sujeto captado y cautivado por su propia imagen, lo cual se observa “en una serie de gestos en los que experimenta lúdicamente la relación de los movimientos asumidos de la imagen con su medio ambiente reflejado, y de ese complejo virtual a la realidad que reproduce, o sea con su propio cuerpo y con las personas, incluso con los objetos, que se encuentran junto a él” (Lacan, 1984, p. 86). Es el júbilo que experimenta el niño al asumir su propia imagen reflejada, mientras que el chimpancé comprende rápidamente que la imagen es ilusoria, perdiendo rápidamente interés en ella.

martes, 25 de enero de 2011

231. Lectura intratextual e investigación.

En el psicoanálisis, la lectura intratextual es la que más peso tiene como procedimiento de investigación; ella le exige al lector tomar como objeto de lectura el texto mismo en literalidad, de tal manera que se realice una lectura sólo a partir del conocimiento que debe tener de los códigos lingüísticos allí utilizados (Pérez, 1997, p. 10). La lectura intratextual, en el comentario de texto, tiene dos propósitos: Primero, que en dicho acto, “se ejerza el pensar” (Pérez, p. 11) y segundo, “evitar (...) la proliferación de sentidos propia del lenguaje” (Pérez). Lo que se propone este tipo de lectura, es reducir al máximo el malentendido propio de la comunicación humana y que se halla presente tanto en la lectura como en los vínculos humanos. “La ciencia proporciona una enseñanza en este sentido, al establecer significados unívocos en su lenguaje, lo cual hace que los acuerdos básicos allí sean más firmes. (...) Es la univocidad del lenguaje científico la razón de la llamada objetividad de la ciencia, punto tan difícil de entender para el positivismo” (Pérez).

De lo que se trata, entonces, es de emplear un método de investigación acorde con las exigencias de la investigación científica, de tal manera que, con dicho tipo de lectura, se produzca “...una interpretación básica acerca de la cual se pueda disponer de un grado de certidumbre altamente razonable. Esa certidumbre se funda en el hecho de que la interpretación en cuestión está construida esencialmente a partir de lo que debía considerarse como la fuente básica de toda lectura, es decir el texto mismo, y no desde tesis o decires importados al mismo por el lector...” (Pérez, 1997, p. 13). Después de esta primera lectura intratextual, se podrá pasar a contrastar y discutir las interpretaciones, extraídas de ella, con otros textos -lectura intertextual- y, más allá, ubicarlas en un contexto o campo de referencias -lectura extratextual-, de tal manera que se concibe la lectura como una investigación que considera necesario “establecer lo que en efecto dice un escrito, en la forma más rigurosa posible.” (Pérez, p. 21).

Así pues, si a un texto se le aplica esta disciplina del comentario para su exégesis, es con el propósito de hacerle responder a las preguntas que plantea su lectura, en la medida en que él es vehículo de una palabra que puede constituirse en una nueva emergencia de la verdad.

lunes, 24 de enero de 2011

230. Interpretación de un texto escrito en la investigación.

¿Cómo se interpreta un texto escrito? ¿Acaso éste se interpreta igual a como se interpreta el inconsciente? El trabajo de interpretación de un texto consiste en determinar el sentido que el texto asigna a cada uno de sus términos, sentido que es efecto de la relación que establece dicho término con los demás términos del texto, es decir que cada noción, cada idea, cada párrafo, se define por las relaciones que tiene con las demás nociones, ideas y párrafos dentro del mismo texto. Esto es absolutamente consecuente con la lógica misma del significante: “un significante sólo vale en relación a otro significante” (Miller, 1991, p. 17), de tal manera que un significante sólo adquiere sentido en su relación con otro significante; el significante es el que crea, por sus permutaciones, el significado. Interpretar un texto consiste, entonces, en producir el sentido que el mismo texto impone por las relaciones que se establecen entre sus términos; cada uno de los términos de un texto adquiere su sentido a la luz del conjunto de términos de la frase o el texto. En otras palabras, es “...permitirle a un texto decir lo que éste pretende decir.” (Pérez, 1997, p. 24) En esto cosiste el trabajo de interpretación en el comentario de texto.

Al comentario de texto también se le denomina «lectura analítica», la cual es una lectura en tres tiempos y que vincula el acto de leer con la investigación. Los tres tiempos de la «lectura analítica», según Pérez (1997), son: la lectura intratextual, la lectura intertextual, y por último, la lectura extratextual.

“La lectura intratextual es un primer tiempo de lectura que aspira a investigar un texto, para intentar establecer, sólo desde el texto mismo, lo que éste dice.
"La lectura intertextual, segundo tiempo de lectura, en el cual se pretende cotejar y someter a discusión unidades de análisis (párrafos, conceptos, enunciados, etc.) de dos o más textos, de uno o varios autores.
"La lectura extratextual, tercer tiempo de lectura, que pretende ubicar un enunciado, o un conjunto de enunciados, como campo referencial explícito en el cual, se supone, debe inscribirse la lectura del texto de base.” (Pérez, 1997, p. 8)

De estos tres tiempos, el que más peso tiene como procedimiento de investigación, es el primero, ya que la lectura intratextual le exige al lector tomar “como único objeto de lectura el texto mismo, en su mayor integralidad y literalidad posible, es decir, que realice una lectura sólo a partir del conocimiento que debe tener de los códigos lingüísticos allí utilizados.” (Pérez, 1997, p. 10)

viernes, 21 de enero de 2011

229. El comentario de texto como método de investigación.

En el discurso analítico los psicoanalistas suponemos que el sujeto del inconsciente sabe leer. "Y no es otra cosa, todo ese asunto del inconsciente. No sólo suponen que sabe leer, suponen también que puede aprender a leer”. (Lacan, 1985, p. 49) La lectura del inconsciente que hacen los psicoanalistas cuando escuchan a sus pacientes, funda el método de investigación propio de la clínica psicoanalítica, ese que Lacan denominó el comentario de texto; este es el método propio de investigación en y con el psicoanálisis. Ahora bien, ¿se puede entonces leer un texto igual a cómo se lee el inconsciente? Precisamente, la disciplina del «comentario de texto» está inspirada en la lectura que se hace del inconsciente en la experiencia analítica, es decir, que dicho método es consecuente con la experiencia misma del psicoanálisis. Lo que hace Lacan, al leer los textos freudianos, es someterlos al esquema operacional que el mismo psicoanálisis ha inventado.

Si lo esencial del método freudiano para abordar las formaciones del inconsciente, consiste en confiar en el relato del paciente, lo esencial del método del comentario del texto consiste en confiar en el texto escrito, es decir, “considerar el texto como una palabra verdadera, es decir, con su valor de transferencia.” (Miller, 1991, p. 17) ¿Qué quiere decir esto?, se pregunta Miller, a lo cual responde: “En la disciplina analítica, el comentario, al mismo tiempo, -es demasiado decir, en dos tiempos, ligados y vinculados- el texto pregunta, questionne, y el texto responde. Es por esta razón, si se trata así al texto, que el comentario también tiene un valor de transferencia. (...).

“Al mismo tiempo, el texto se pone en el lugar del Otro, A, y las preguntas que podemos pensar plantearle al texto, en realidad es el texto mismo quien nos las propone a nosotros. Las respuestas, en la disciplina del comentario, no son nuestras respuestas, sino las que buscamos en el texto mismo. Obedeciendo a este rigor, el efecto de transferencia se produce de una manera implacable.” (Miller, 1991, p. 10-11)

miércoles, 19 de enero de 2011

228. Significante y lectura del inconsciente.

El inconsciente es lo que se lee, y el síntoma psicoanalizable, ya sea normal o patológico, está sostenido, por tal razón, por una estructura que es idéntica a la estructura del lenguaje. En el texto inconsciente de un sujeto, Lacan descubre los efectos de la metáfora y de la metonimia, es decir, los mismos mecanismos descritos por Freud como los del inconsciente. “Es bien evidente -dice Lacan- que en el discurso analítico no se trata de otra cosa, no se trata sino de lo que se lee, de lo que se lee más allá de lo que se ha incitado al sujeto a decir, que no es tanto, como dije la última vez, decirlo todo, sino decir cualquier cosa, sin vacilar ante las necedades que se puedan decir”. (1985, p. 38)

Ahora bien, es la lectura del inconsciente la que funda en el psicoanálisis un método de investigación propio, un método que se adecua al objeto del psicoanálisis, es decir, el inconsciente mismo. Pero dicha metodología no se reduce únicamente al dispositivo analítico, en el cual el analista está a la escucha de las formaciones del inconsciente, es decir, está atento a «leer» el discurso del analizante, en lo que dice de más o dice de menos. Dice Lacan: “Si algo puede introducirnos en la dimensión de lo escrito como tal, es el percatarnos de que el significado no tiene nada que ver con los oídos, sino sólo con la lectura, la lectura de lo que uno escucha de significante. El significado no es lo que se escucha. Lo que se escucha es el significante. El significado es el efecto del significante”. (1985, p. 38)

El «significante» es una dimensión que fue introducida a partir de la lingüística. La lingüística introduce en la palabra una disociación gracias a la cual se funda la distinción entre significante y significado. Ella, de cierta manera, divide lo que, sin embargo, parece ir de suyo: que cuando se habla eso conlleva el significado. Pero, “Distinguir la dimensión del significante cobra relieve sólo si se postula que lo que se oye no tiene ninguna relación con lo que significa. Este es un acto que sólo puede instituirse con un discurso, el discurso científico”. (Lacan, 1985, p. 40) Es gracias al discurso de la ciencia, a su instauración en el pensamiento de los hombres, que el significante se pueda postular sin tener ninguna relación con el significado. Con el discurso de la ciencia se hace posible vaciar el contenido de un concepto, de un significante, para llenarlo de contenido, para hacerlo significar otra cosa. Esto es lo que se espera que se produzca en un análisis: “En el discurso analítico, se trata siempre de lo siguiente: a lo que se enuncia como significante se le da una lectura diferente de lo que significa”. (p. 49) Esta es la razón por la cual lo que los analistas leen es, por ejemplo, el lapsus, en la medida en que es como lapsus que significa algo, es decir, que puede leerse de una infinidad de maneras distintas.

domingo, 16 de enero de 2011

227. Comentario de texto y lectura del inconsciente.

Una de las posibilidades de hacer investigación en el psicoanálisis es la lectura rigurosa de textos sobre la teoría. La lectura rigurosa está enmarcada dentro de la metodología para el análisis de textos que transmitió Jacques Lacan y que denominó el «comentario de texto». La expresión «comentario de texto» quizás pueda sugerir a muchos la idea de una lectura no muy rigurosa, como aquella que precedería al «comentario» propiamente dicho. Ello en virtud a una cierta superficialidad que le es adscrita como propia al término «comentario». Sería necesario señalar que el propósito de Lacan al elevar esta expresión al rango de verdadero método de investigación esta lejos de ello. Se trata, por el contrario, de subrayar las exigencias que plantea una lectura que pretenda ir más allá de la información global acerca de lo que dice un texto y expresar simplemente una opinión acerca del mismo. De lo que se trata es de establecer su lógica, los principios desde los cuales se construye, los propósitos del mismo, todo ello para someterlo a un examen crítico, producido tanto al interior del texto mismo, de las relaciones internas que sostienen sus enunciados, como de las relaciones de oposición, continuidad o discontinuidad que guardan éstos con otros enunciados procedentes del mismo autor, de otros autores o de la doctrina en la cual se inscribe.

Sobre esta metodología dice Miller que “En el campo analítico, el comentario de texto es, en palabras de Lacan, una disciplina. (...) Lacan comentó los textos de Freud porque consideró que el texto freudiano portaba una palabra. (...) La palabra, tal y como la entendía (Lacan) en esa época, la palabra verdadera, es una palabra que constituye una emergencia nueva de la verdad” (1996, p. 10). El «comentario de texto» es, pues, un método de lectura que Lacan implementó desde el comienzo de la transmisión de su enseñanza -durante diez años el Seminario de Lacan se llamó Seminario de textos-, y que es consecuente con el descubrimiento freudiano del inconsciente. Este método se propone, primero que todo, extraer los elementos de estructura, de organización, de un texto, aquellos sobre los cuales se puede progresar en su exégesis, y segundo, “hacer responder al texto a las preguntas que él nos plantea a nosotros” (Miller).

El aporte de Freud, cuando él comenzó a estudiar los síntomas de sus pacientes, sus sueños, sus lapsus y olvidos, fue que el inconsciente puede ser objeto de una lectura; de aquí la importancia que le da Freud al análisis lingüístico y que lo llevó a establecer las leyes que rigen el inconsciente -metáfora (condensación) y metonimia (desplazamiento)-. Lo que hizo Lacan con el comentario que hace de los textos de Freud, fue justificar el predominio que él otorgó a las funciones del significante. De otra manera, lo que Freud descubre es que la articulación significante es la que le otorga su verdadera estructura al inconsciente, lo que llevó a Lacan a establecer que «el inconsciente está estructurado como un lenguaje» (Lacan, 1969).

miércoles, 12 de enero de 2011

226. El equívoco como interpretación.

¿En qué consiste el equívoco como interpretación? Consiste en que "se dice parecido y se escribe de otro modo. Desde el momento en que se interpreta jugando con el equívoco significante, se interpreta por la escritura, por lo que es letra.” (Miller, 1998, p. 297). El síntoma es pues, lo que del inconsciente puede traducirse por una letra. ¿Por qué? Porque el síntoma, a partir de esta nueva concepción del síntoma, no depende del significante, sino de la letra. La letra y el significante son, entonces, cosas diferentes. Mientras que el significante es siempre diferente de sí mismo, la letra no. Al nivel de la letra lo que se encuentra es identidad, mientras que a nivel del significante lo que hay es pura diferencia.

La letra es un tipo particular de significante. Y si Lacan se interesa en el signo es porque este le permite incluir a la vez, tanto al significante como a la letra. Así pues, “...el significante es el signo en tanto que tiene efecto de sentido, mientras que la letra es el signo considerado por su efecto de goce.” (Miller, 1998, p. 308). El punto de vista del significante conduce a implicar al Otro en el lenguaje, y el punto de vista de la letra conduce a hablar del goce, de un goce que no implica al Otro, es decir que se trata de un goce autista. Este efecto de goce que acompaña en el síntoma al efecto de sentido, es lo que le permitirá hablar a Lacan de efecto de goce–sentido. El goce–sentido es el resultado de complementar el efecto de sentido del síntoma con su efecto de goce. Así pues, todo síntoma no es sino un modo de gozar del inconsciente, y en este sentido, se trata de un goce completamente autista.

lunes, 10 de enero de 2011

225. ¿Qué es la interpretación analítica?

¿Qué es la interpretación analítica?, se pregunta Miller en su texto Los signos del goce (1998), y responde citando a Lacan en Aun: “«[...] a lo que se enuncia como significante se le da una lectura diferente de lo que significa».” Y agrega: “Por referencia a la escritura, ustedes dan a lo que se enuncia de significante en la palabra una lectura distinta que el efecto de significación. De modo que Lacan puede formular esa enormidad de que el inconsciente es, ante todo, lo que se lee.” (p. 281). Así pues, formular que el inconsciente es ante todo lo que se lee, es formular que es del orden de lo que se escribe.

Hacer del inconsciente escritura, cifrado, es lo que va a permitir acceder al goce del sujeto. El síntoma mismo es un modo de gozar del sujeto; “...es un modo de gozar del inconsciente en tanto el inconsciente determina al sujeto”. (Miller, 1998, p. 289). El síntoma tiene entonces dos caras: una cara significante y una cara de goce; en el síntoma el significante está confundido con el goce. Como el goce reside en el cifrado del inconsciente, Lacan va a recurrir al signo, al concepto de signo, signo que se puede definir como el significante con sus efectos de significado, pero que también es letra cuando se considera el goce que produce con el cifrado.

El significante más el goce (S1–a) conforman el síntoma en la medida en que él está articulado a un proceso de escritura; por esta razón la clave del síntoma no está en el desciframiento que puede hacer el Otro del síntoma. La clave del síntoma está en su escritura, en la letra que él es. La interpretación del analista ha de apuntar a otra cosa distinta a la de descifrar el síntoma. Así como el paciente está del lado del habla en el análisis –en el análisis sólo se puede hablar–, el analista está del lado de la escritura, “...del lado del analista hay escritura.” (Miller, 1998, p. 297). De tal modo que la interpretación se hace con referencia a lo escrito y por medio del equívoco. “Desde esta perspectiva, la interpretación es la respuesta de la escritura a la palabra”. (Miller, p.297).

martes, 4 de enero de 2011

224. Significante, letra e interpretación.

El inconsciente, el cual se interpreta, es decir, se descifra, hace cifras, y goza de ello. Hay pues un gozar del inconsciente mediante el ciframiento. Y existe una relación inversamente proporcional entre el ciframiento con el que goza el inconsciente y el desciframiento del inconsciente. Es decir que el significante, cuando es descifrado, cede su goce al dejarse descifrar. Pero, atención, esto hace de la práctica del desciframiento, una práctica de goce. En el análisis hay un goce del desciframiento, que puede hacer del análisis algo infinito, que no termina -como le sucede a los junguianos interpretando los sueños de sus pacientes-. Siempre es posible descifrar una y otra vez, sin fin, al inconsciente que goza de cifrar. ¿Qué hacer entonces?

“...el cifrado –cito a Miller (1998)–, es un término de pura escritura. Por consiguiente, cuando tenemos que hablar de cifrado, ya no hablamos simplemente de los efectos de significación sino de la adquisición de sentido.” Y agrega un poco más adelante: “Desde el momento en que el lenguaje se estudia a partir de la escritura y no de la palabra, se plantea la pregunta por el modo en que algo adquiere sentido y por el lugar donde lo adquiere.” (p. 280). A partir de aquí podemos establecer una diferenciación entre «significación» y «sentido», diferenciación que es difícil de establecer a partir del texto de Lacan Función y campo de la palabra...

El significante tiene como función producir significaciones. En cambio la letra, “...es el significante considerado fuera de su función de producir significaciones.” (Miller, 1998, p. 280). Hay pues, dos estatutos del significante: el significante como productor de significaciones, y el significante por fuera de esta función. La letra es el nombre que adquiere el significante por fuera de la función de producir significaciones. A partir de aquí distinguimos, a su vez, letra y significante.

La letra se escribe, y por escribirse es que se puede diferenciar una palabra que suene igual a otra. Una palabra homofónica a otra sólo se puede distinguir a partir de la escritura. De aquí que la interpretación como equívoco se refiere justamente a la escritura. “En este sentido –dice Miller (1998)–, la interpretación es una lectura, en tanto que capta la escritura en el campo del lenguaje a partir de la palabra.” (p.281). Por ejemplo, en un paciente que dice, hablando de su adolescencia, que recuerda el momento en que le nació el “bello público”, lapsus en el que sustituye a “vello púbico”, sólo es posible distinguir el significante “bello” con “b”, del significante “vello” con “v” gracias a la escritura, si lo que hacemos con nuestra escucha es leer al inconsciente.

548. La lógica del fantasma: el «fantasma fundamental»

El décimo cuarto seminario de Lacan se titula La lógica del fantasma, un título que puede parecer paradójico o discordante, ya que el fantas...