¿En qué consiste el equívoco como interpretación? Consiste en que "se dice parecido y se escribe de otro modo. Desde el momento en que se interpreta jugando con el equívoco significante, se interpreta por la escritura, por lo que es letra.” (Miller, 1998, p. 297). El síntoma es pues, lo que del inconsciente puede traducirse por una letra. ¿Por qué? Porque el síntoma, a partir de esta nueva concepción del síntoma, no depende del significante, sino de la letra. La letra y el significante son, entonces, cosas diferentes. Mientras que el significante es siempre diferente de sí mismo, la letra no. Al nivel de la letra lo que se encuentra es identidad, mientras que a nivel del significante lo que hay es pura diferencia.
La letra es un tipo particular de significante. Y si Lacan se interesa en el signo es porque este le permite incluir a la vez, tanto al significante como a la letra. Así pues, “...el significante es el signo en tanto que tiene efecto de sentido, mientras que la letra es el signo considerado por su efecto de goce.” (Miller, 1998, p. 308). El punto de vista del significante conduce a implicar al Otro en el lenguaje, y el punto de vista de la letra conduce a hablar del goce, de un goce que no implica al Otro, es decir que se trata de un goce autista. Este efecto de goce que acompaña en el síntoma al efecto de sentido, es lo que le permitirá hablar a Lacan de efecto de goce–sentido. El goce–sentido es el resultado de complementar el efecto de sentido del síntoma con su efecto de goce. Así pues, todo síntoma no es sino un modo de gozar del inconsciente, y en este sentido, se trata de un goce completamente autista.
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