En el psicoanálisis, la lectura intratextual es la que más peso tiene como procedimiento de investigación; ella le exige al lector tomar como objeto de lectura el texto mismo en literalidad, de tal manera que se realice una lectura sólo a partir del conocimiento que debe tener de los códigos lingüísticos allí utilizados (Pérez, 1997, p. 10). La lectura intratextual, en el comentario de texto, tiene dos propósitos: Primero, que en dicho acto, “se ejerza el pensar” (Pérez, p. 11) y segundo, “evitar (...) la proliferación de sentidos propia del lenguaje” (Pérez). Lo que se propone este tipo de lectura, es reducir al máximo el malentendido propio de la comunicación humana y que se halla presente tanto en la lectura como en los vínculos humanos. “La ciencia proporciona una enseñanza en este sentido, al establecer significados unívocos en su lenguaje, lo cual hace que los acuerdos básicos allí sean más firmes. (...) Es la univocidad del lenguaje científico la razón de la llamada objetividad de la ciencia, punto tan difícil de entender para el positivismo” (Pérez).
De lo que se trata, entonces, es de emplear un método de investigación acorde con las exigencias de la investigación científica, de tal manera que, con dicho tipo de lectura, se produzca “...una interpretación básica acerca de la cual se pueda disponer de un grado de certidumbre altamente razonable. Esa certidumbre se funda en el hecho de que la interpretación en cuestión está construida esencialmente a partir de lo que debía considerarse como la fuente básica de toda lectura, es decir el texto mismo, y no desde tesis o decires importados al mismo por el lector...” (Pérez, 1997, p. 13). Después de esta primera lectura intratextual, se podrá pasar a contrastar y discutir las interpretaciones, extraídas de ella, con otros textos -lectura intertextual- y, más allá, ubicarlas en un contexto o campo de referencias -lectura extratextual-, de tal manera que se concibe la lectura como una investigación que considera necesario “establecer lo que en efecto dice un escrito, en la forma más rigurosa posible.” (Pérez, p. 21).
Así pues, si a un texto se le aplica esta disciplina del comentario para su exégesis, es con el propósito de hacerle responder a las preguntas que plantea su lectura, en la medida en que él es vehículo de una palabra que puede constituirse en una nueva emergencia de la verdad.
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