sábado, 5 de junio de 2010

79. Educación y autoridad.

Muchos de los jóvenes de hoy se comportan de forma anárquica, sin ningún tipo de control o autogobierno sobre su comportamiento, no dando muestras de asumir una responsabilidad sobre sus propios actos. O se conducen de tal manera que parecen obedecer más a sus impulsos que a la razón, como si nada mediara entre lo que quieren y lo que hacen para obtenerlo. Estos sujetos tienen más bien un carácter egocéntrico e individualista, no respetan las normas y mucho menos a las personas que las representan en las figuras de autoridad.

Producto de esta situación es esa pedagogía liberal y alcahueta que dice que hay que complacer en todo a los hijos por temor a frustrarlos y traumatizarlos. A esto se suma la importancia que ha adquirido el niño en la sociedad moderna: él se ha convertido en un consumidor en potencia, que hace demandas y para el que se fabrican miles de productos que pretenden satisfacer sus “necesidades” -léase “necedades”-. ¿Son los padres responsables de la “mala educación”, falta de respeto y ausencia de civilidad de sus hijos hacia los mayores? A esta pregunta hay que responder, sin duda, que sí.

A todo el malestar generado por la falta de una autoridad que gobierne a los jóvenes se le ha llamado crisis: de valores, educativa, social, en la justicia, etc. Pero todas estas dificultades no parecen ser sino la consecuencia directa de un defecto fundamental, un defecto que tiene que ver con la forma como se le transmite a un sujeto una responsabilidad por las consecuencias de sus actos y un respeto por las normas que rigen la convivencia en sociedad.

El mayor obstáculo está en que la solución a esta “falla” no depende de un ejercicio educativo. No es educando a los padres y diciéndoles qué tienen que hacer con sus hijos como se le va a dar solución a este problema. Se necesita de un cambio de posición de los papás en la manera de educar que no depende necesariamente del acto de instruir o adiestrar, y que, además, involucra una reflexión profunda sobre la función de la autoridad en el seno de la familia.

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