martes, 23 de noviembre de 2010

204. ¿Existe una correcta orientación sexual?

La ciencia suele pensar que el ser humano es una especie zoológica más que debe tener programadas en su material genético las instrucciones que lo llevan espontáneamente a tener determinadas conductas, como, por ejemplo, una correcta orientación sexual. Pero, ¿cuál es esa «correcta» orientación sexual en la que piensa la ciencia? Este es evidentemente un juicio moral -o prejuicio, si se quiere- sobre el comportamiento humano, apoyado en una hipótesis genética. El psicoanálisis es un discurso que no hace juicios morales sobre las conductas de los sujetos -eso se lo deja, por ejemplo, a la religión-, en la medida en que sabe que el ser humano, por hablar, por habitar el lenguaje, por hacer de lo simbólico su «medio ambiente natural», se ha desnaturalizado, es decir, se ha separado de la naturaleza y por lo tanto ha perdido sus instintos.

El ser humano no obedece más, por hablar, a las leyes de la naturaleza, sino a las leyes del lenguaje. Y si hay una dimensión en donde esto se observa claramente, es en la dimensión sexual. Si el hombre respondiera instintivamente –o espontáneamente, como lo sugiere la ciencia- en su sexualidad, se comportaría como su especie zoológica, es decir, como los mamíferos, a los cuales se les ve desencadenar la respuesta sexual natural, «espontánea y correcta», ante un estímulo proveniente de la hembra -generalmente un olor- de su misma especie. Esto sucede instintivamente -el instinto es un saber que viene programado en los genes de los animales y que les ayuda a orientarse en el medio ambiente natural-, y en el ser humano, nada demuestra que sea así -por ejemplo, no se observa a los hombres perseguir a las mujeres cuando éstas están en su período de fertilidad-.

Por lo anterior es que en el psicoanálisis no se habla de instinto sino de pulsiones sexuales. La pulsión sexual es lo que viene a reemplazar el instinto en el ser humano, en la medida en que él se ha separado de la naturaleza por hablar. Además, Si fuese verdad que el material genético tiene las instrucciones para llevar al sujeto, espontáneamente, a una correcta orientación sexual, no habrían, entonces, desviaciones sexuales: no existiría la homosexualidad, la pedofilia, el fetichismo, ni ninguna otra perversión sexual.

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