Por hablar, por habitar el lenguaje, se introduce en el ser humano una realidad que es completamente distinta a la realidad natural -que es la que habitan los animales-; el psicoanálisis la denomina «realidad psíquica». Es por esta razón que se hace muy complicado comparar la conducta y los experimentos hechos en animales -aplicación de determinadas hormonas en hembras preñadas para obtener crías homosexuales, por ejemplo- con el comportamiento y experimentos hechos con seres humanos, ya que ambos habitan dos realidades completamente diferentes. Así pues, cómo explicar que un sujeto de doce años -noticia divulgada a comienzos de este siglo aquí en Colombia- ponga una acción de tutela para que le devuelvan su «identidad sexual masculina», ya que él se sentía un niño y no una niña. A los seis años él perdió sus genitales por la mordedura de un perro, y los médicos decidieron reconstruirle una vagina y hacerlo una niña. Empezaron un tratamiento con hormonas femeninas para convertirlo en una mujer, tratamiento que duró aproximadamente seis años. ¿Cómo explicar, entonces, que este sujeto no se haya «feminizado», si estaba siendo bombardeado por hormonas femeninas? No son las hormonas las que determinanla identidad sexual del sujeto.
En Estados Unidos, país de las agrupaciones de toda clase, existe una de hermafroditas que se dedican a defender sus derechos como personas masculinas o femeninas, contra la decisión de sus padres o de los médicos en convertirlos en hombres y mujeres, a punta de bisturí y hormonas. Esto nos enseña claramente cómo ser hombre o ser mujer es una conquista psicológica, y no un dato natural del sujeto. Tener un pene o una vagina, o unas hormonas o un cerebro supuestamente masculino o femenino, no garantiza que se va a llegar a ser hombre o mujer. Ser un hombre o una mujer es una elección del sujeto, determinada en gran medida por el deseo inconsciente de los padres, lo que se transmite con la herramienta del lenguaje, y no precisamente con lo que dicen los padres, sino con lo que dejan de decir, con lo que callan, con lo que piensan y no dicen, o con lo que dicen de más sin quererlo. Esto es precisamente lo que define el concepto de «inconsciente», pieza fundamental del psicoanálisis: el inconsciente -que es un saber no sabido por el sujeto- se presenta allí donde un sujeto dice más de lo que debe o dice menos de lo que puede.
Si muy bien, el psicoanalisis nos presenta una postura mas acorde, aunque yo no le quitaria que tambien puede que se nasca,la existencia de un gen "gay", etc. el sujeto al ser, al determinar, al elegir, tambien siempre necesitara de esos otros, como menciona freud, el lenguaje entra a jugar un papel fundamental, "la educacion", en esa medida todos tambien elegimos y somos responsables del mundo en el que vivimos.
ResponderEliminarentonces si en una parte de nuestra posibilidad, esta el crear, el hacer, el construir, siempre debe trabajar para la funcionalidad de la armonia universal.