El ser humano ha adquirido una serie de conocimientos, sin precedentes, sobre el mundo físico y biológico. La ciencia ha hecho reinar, cada vez más, a los métodos de verificación empírica y lógica. Pero junto a esto hay también un progreso de cierta ignorancia ligada al desarrollo mismo de la ciencia. Las amenazas más graves que enfrenta la humanidad están emparentadas al progreso ciego e incontrolado del conocimiento: armas nucleares, manipulaciones genéticas, desarreglos ecológicos, etc.
Hay, pues, una nueva «ignorancia» ligada al desarrollo del saber científico, que ha llevado al ser humano a los límites de su propia extinción. Se hace necesario tomar conciencia de dicha ignorancia, si se quiere superar esa «patología» que hay en el conocimiento producto de la ciencia. El primer paso que hay que dar es comprender cómo el ser humano organiza dicho conocimiento.
Todo conocimiento opera mediante la selección de datos significativos, los cuales son separados y jerarquizados de acuerdo a la importancia que adquieren dentro de cada saber científico. Estas operaciones son comandadas por preceptos que sirven para organizar el pensamiento y que se denominan «paradigmas». Los «paradigmas» son principios ocultos que gobiernan, en cada sujeto, la manera de ver las cosas y de interpretar el mundo, sin que se tenga conciencia de ellos. El problema es que dichos paradigmas funcionan como prejuicios, los cuales se convierten en un obstáculo a la hora de responder a nuevas situaciones y dificultades.
Se hace necesario, pues, tomar conciencia de la naturaleza y de las consecuencias de dichos paradigmas, ya que estos terminan por recortar el conocimiento y desfigurar la realidad. Sensibilizarse con las enormes carencias que posee el pensamiento en la medida en que éste se rige por paradigmas, hará posible comprender que un pensamiento mutilado conduce, necesariamente, a acciones mutilantes. Por esto, habría que abrir la mente, permanentemente, a nuevas experiencias, saberes y posibilidades.
Esto da lugar que los paradigmas se han conservados como conceptos significativos en las trayectorias de el desaroollo del conociendo en la construccion de la pensamiento humano. y es posible que den lugar a estruccturas patologicas orientadas a los saberes culturales, del ser humano.
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