sábado, 7 de agosto de 2010

128. Familia y violencia.

La familia es una institución en la que se ama, se educa y se da buen ejemplo; cuando en ella se presentan actos violentos, esto se considera una desviación de los ideales que rigen la convivencia humana. Se suele pensar que la violencia es expresión de la animalidad en el hombre o el resultado de la pérdida de valores; por eso las instituciones que representan a la sociedad, así como los medios de comunicación, impulsan campañas destinadas a rescatar los valores, pero la violencia no se detiene y en ocasiones parece exacerbarse; es que en el fondo, todo ser humano, por más bondadoso que sea, alberga en él deseos de humillar, maltratar y explotar a su prójimo.

La violencia en el ser humano no es instintiva, ni es algo de su animalidad -los animales, en general, son mucho más pacíficos que el hombre-, ni es consecuencia de una degradación de los valores. Lo que pasa es que el ser humano nace sin ningún tipo de mecanismo que regule su agresividad. Ésta hace parte de la estructura psíquica del ser humano en la medida en que se constituye en una forma privilegiada de obtener reconocimiento, es decir que el sujeto es agresivo para «hacerse reconocer» por los otros, lo que lo lleva a una lucha a muerte por puro prestigio con sus semejantes: «o yo, o el otro», «o es mío o no es de nadie». De aquí también surgen toda una serie de conductas como las de ostentación, rivalidad, competencia, celos, envidia, deseos de muerte, etc.

Tratar la violencia por la vía de los ideales reduce su comprensión y condiciona su manejo a campañas que no van más allá de un refuerzo de valores y derechos. Si bien esta estrategia se opone a ella reivindicando el civismo, deja a un lado la pregunta por el sujeto que interviene en un acto violento, ya sea como víctima o victimario. Es decir que se deja sin responder la pregunta de por qué hay sujetos que encuentran satisfacción siendo agresivos y otros que la encuentran siendo agredidos. Esto significa que el sujeto que aparece como víctima, en muchos casos es responsable de lo que le está pasando, ya que se comporta como si le gustara ser objeto de alguna agresión.

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