domingo, 6 de marzo de 2011

256. El diagnóstico de la estructura: la localización subjetiva.

En el psicoanálisis lacaniano, el diagnóstico de las estructuras clínicas -neurosis, perversión y psicosis- no se hace en base a la observación de los síntomas, sino que abarca fundamentalmente la posición del sujeto o la localización subjetiva, la cual no se hace en base a la objetividad, es decir, como ya se indicó, en base a los síntomas que se observan -no es, como la psiquiatría, una clínica de la mirada-, sino que, cuando se hace un diagnóstico en el psicoanálisis, el sujeto es una referencia ineludible (Miller, 1997), es decir, que lo más importante en la clínica psicoanalítica es la posición que asume el sujeto frente a sus síntomas o su malestar.

Así pues, el diagnóstico de la estructura no se hace en base a los síntomas del sujeto, sino en base a la posición que él tiene frente a ellos. Los síntomas en la neurosis, los fenómenos elementales en la psicosis y los actos perversos en la perversión, por supuesto que se tienen en cuenta, sobretodo en estas dos últimas estructuras, pero el diagnóstico de la estructura clínica, como ya se indicó, también abarca la posición subjetiva del sujeto. Así pues, es muy distinto un neurótico obsesivo que delira, que el delirio de un sujeto que se siente perseguido por extraterrestres; es muy distinta la homosexualidad de un sujeto con una estructura perversa, a la conducta perversa de un neurótico que sufre por ser homosexual. Resumiendo: no son los síntomas los que hacen la estructura, sino la estructura la que le da cabida o no a determinados síntomas.

Las estructuras clínicas no se recubren entre ellas. Esto quiere decir que un sujeto neurótico no puede ser psicótico, y un sujeto con una estructura perversa no puede pasar a ser un neurótico -No se enloquece el que quiere, sino el que puede-. Tampoco un sujeto neurótico tiene una parte psicótica y otra parte perversa, como tampoco se trata de convertir a un psicótico en neurótico, como si fuese mejor ser neurótico que loco. Las estructuras de subjetivación o constitución subjetiva de un sujeto, no cambian con el tiempo; son fijas y para toda la vida. Esto significa, entonces, que un psicótico es incurable, que no puede dejar de ser un loco, así como un sujeto con una estructura perversa, será perverso toda su vida.

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