La transferencia en el psicoanálisis lacaniano es transferencia de saber; es la suposición de saber a un sujeto. Ella no sólo se circunscribe al dispositivo analítico -la transferencia, decía Lacan, es universal-; se la puede encontrar en todo tipo de fenómenos que ponen en juego el saber. Pero lo importante para el psicoanálisis respecto de la transferencia, es que ella siempre pone en juego un punto de real, y ese punto de real aparece bajo la forma de una repetición. Dice Lacan (1974) en su Seminario XI: “Es moneda corriente oír, por ejemplo, que la transferencia es una repetición. No digo que eso sea falso, ni que no haya repetición en la transferencia. No digo que no fue a propósito de la experiencia de la transferencia que Freud se aproximó a la repetición. Digo que el concepto de repetición no tiene nada que ver con el de transferencia” (p. 44). Y más adelante: “La repetición es algo que, en su verdadera naturaleza, siempre está velado en el análisis, a causa de la identificación de la repetición y de la transferencia en la conceptualización de los analistas. Ahora bien, es precisamente ahí el punto donde conviene realizar la distinción” (p. 64). Lacan no solo indica aquí que transferencia y repetición no son la misma cosa, sino que invita a los psicoanalistas a no ceder ante los efectos transferenciales, en la medida en que lo real tiene una función en la transferencia, y más específicamente en la repetición.
Esta invitación de Lacan, a no ceder en los efectos transferenciales, se puede traducir también como «no ceder ante los efectos de lo real». “La relación con lo real de que se trata en la transferencia ha sido expresada por Freud en los siguientes términos, que nada puede aprehenderse in effigie, in absentia (...) Esta ambigüedad de la realidad que está en juego en la transferencia no podemos llegar a discernirla más que a partir de la función de lo real en la repetición” (Lacan, 1974, p. 64).
Dicho real también se pone en juego en la enseñanza del psicoanálisis, en la medida en que dicha enseñanza sólo se sostiene de la transferencia: “La enseñanza del psicoanálisis no puede transmitirse de un sujeto a otro sino por las vías de una transferencia de trabajo” (Lacan, 1989, p. 13). No ceder sobre lo real en juego en la transferencia y en la formación de los analistas, es, pues, probablemente, el principio de política lacaniana más importante, y de aplicación más general en el psicoanálisis.
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