jueves, 8 de julio de 2010

105. Jóvenes sin disciplina.

Muchos padres de familia se quejan de que sus hijos no son disciplinados: no tienen un horario de estudio establecido, no son ordenados con el tiempo y con sus cosas, no atienden a clase o se distraen fácilmente, etc. La disciplina no es innata en el sujeto; hay que inculcarla, y de esto los padres son los responsables. En el ejército los soldados son disciplinados porque están obligados a serlo, es una exigencia del régimen militar. Esto no significa que la disciplina del hogar deba ser militar; es solo un ejemplo para mostrar que la disciplina se impone, se exige, y para exigirla se necesita de la «autoridad», es decir, del respeto del niño y el joven hacia sus padres, así como en el ejercito el soldado respeta la autoridad de sus superiores.

La sanción o castigo es la herramienta fundamental en la que se apoya la transmisión de una disciplina y un respeto por la autoridad. La violación de una norma conlleva siempre una sanción. El castigo permite transmitir un sentido de responsabilidad sobre las consecuencias de los propios actos. La responsabilidad como castigo es una de las características esenciales a la idea de hombre que prevalece en toda sociedad (Miller, 1997). Sólo se puede castigar al hombre que se considera responsable de sus propios actos.

La falta de una disciplina dentro de las familias de hoy, ha llevado a que muchos jóvenes se comporten como déspotas y tiranos; se creen indestructibles, dueños del mundo y con el poder para hacer lo que les venga en gana; viven en un estado de omnipotencia imaginaria en la que sólo piensan en ellos mismos, sin ninguna conciencia de sus límites y de su mortalidad, sin hacer referencia a su pasado o a su compromiso con el futuro, entregados a una rivalidad imaginaria con sus semejantes, desatada por la demanda imperiosa de alcanzar éxito y dinero sin importar los medios, únicamente el fin. Su vida se va en hacer ostentación de todo aquello que le ofrece la sociedad de consumo y que sus padres se sienten obligados a darles, ya que ellos no pueden quedarse atrás en la tarea de pavonearse ante sus iguales.

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