Freud utilizó la hipnosis como una técnica para tratar a sus pacientes y explorar sus mentes inconscientes. A finales del siglo XIX, la hipnosis era el método de moda para abordar la histeria. Este estado de concentración focalizada y atención elevada se asocia a menudo con una mayor receptividad a la sugestión. Durante la hipnosis, una persona puede parecer estar en un estado similar al sueño, aunque en realidad está en un estado de conciencia alterada. En este estado, el sujeto puede ser más susceptible a aceptar y seguir instrucciones o sugerencias, lo que llevó a Freud a concluir que "la hipnosis no es más que sugestión". Sin embargo, debido a diversas razones, como el retorno de los síntomas y el hecho de que no todos los pacientes podían ser hipnotizados, Freud abandonó esta técnica e introdujo la asociación libre.
La asociación libre es la técnica psicoanalítica por excelencia, en la cual los pacientes hablan sin restricciones sobre sus pensamientos y sentimientos, sin reprimir ni censurar nada. Este método permitió a Freud acceder al inconsciente sin recurrir a la hipnosis. Así, la asociación libre consiste en que el paciente hable libremente sobre cualquier cosa que le venga a la mente, sin filtros, con el objetivo de que pensamientos, recuerdos y emociones inconscientes emerjan a la conciencia para ser explorados y comprendidos.
Mediante el uso de la hipnosis y posteriormente de la asociación libre, Freud descubrió que los síntomas de los pacientes histéricos estaban vinculados a escenas impactantes, pero olvidadas, de su vida: escenas traumáticas, emocionalmente dolorosas para el paciente. Freud escribió en 1914: "Dirigíamos la atención del enfermo directamente a la escena traumática en la que el síntoma se había originado, intentábamos identificar en ella el conflicto psíquico y liberar el afecto reprimido. Así descubrimos el proceso psíquico característico de las neurosis, que más tarde llamé regresión". La regresión, según Freud (1914), significa regresar al pasado: "Las asociaciones de los enfermos retrocedían desde las escenas que se buscaba esclarecer hasta vivencias anteriores, obligando al análisis a ocuparse del pasado para corregir el presente".
En 1925, Freud señaló que, al abordar los síntomas de la histeria, lo primero que encontró fue que los pacientes habían olvidado hechos significativos de su vida. Se dio cuenta de que "todo lo olvidado había sido doloroso de alguna manera: produjo miedo, sufrimiento o fue vergonzoso para las exigencias de la personalidad". Esta observación llevó a Freud a introducir el concepto de "represión", que describió como el esfuerzo por expulsar de la conciencia representaciones que generan malestar en el sujeto. "La doctrina de la represión es ahora el pilar fundamental sobre el que descansa el edificio del psicoanálisis, su componente esencial" (Freud).
El análisis de los síntomas patológicos condujo a Freud a las primeras etapas de la vida de los pacientes, llegando a la infancia, donde descubrió que esas vivencias reprimidas siempre involucraban "excitaciones sexuales y la reacción frente a ellas". El descubrimiento de la sexualidad infantil generó un gran escándalo y rechazo, pero Freud mantuvo su postura. Estaba convencido de que la función sexual comienza al inicio mismo de la vida y se manifiesta en la infancia en fenómenos importantes. "Las fuerzas impulsoras de la neurosis tienen su origen en la vida sexual" (Freud, 1914).
Así, cuando Freud habla de la "etiología sexual de los síntomas neuróticos", se refiere a la idea de que los conflictos psíquicos, que se manifiestan como síntomas, tienen su origen en experiencias sexuales reprimidas, constituyendo la causa fundamental o etiología de los síntomas neuróticos. Según Freud, tanto los síntomas de la histeria, que afectan el funcionamiento físico, como los de la neurosis obsesiva, que afectan el pensamiento, tienen sus raíces en experiencias traumáticas o deseos sexuales inconscientes que el sujeto ha reprimido debido a conflictos internos con su conciencia o yo. Esto se ejemplifica claramente en la película *Un método peligroso*, donde Sabina, la protagonista, sufre un síntoma conversivo relacionado con una escena traumática de su infancia, que logra hacer consciente gracias a la terapia psicoanalítica de Jung. (La histeria de conversión se refiere a la manifestación de problemas emocionales o psicológicos reprimidos a través de alteraciones físicas, como parálisis, ceguera, convulsiones o dificultades para hablar, sin explicación neurológica o médica).
En su teoría, Freud (1916) argumenta que la represión de estos impulsos o deseos, especialmente los relacionados con la sexualidad infantil, genera una tensión o conflicto interno que se manifiesta a través de los síntomas neuróticos. Por ello, afirmó que "los síntomas neuróticos son satisfacciones sexuales sustitutivas". Estos síntomas no son una expresión directa del conflicto sexual, sino una especie de sustituto o "compromiso" entre el impulso reprimido y las defensas del yo, que intentan mantener el conflicto fuera de la conciencia.
La asociación libre es la técnica psicoanalítica por excelencia, en la cual los pacientes hablan sin restricciones sobre sus pensamientos y sentimientos, sin reprimir ni censurar nada. Este método permitió a Freud acceder al inconsciente sin recurrir a la hipnosis. Así, la asociación libre consiste en que el paciente hable libremente sobre cualquier cosa que le venga a la mente, sin filtros, con el objetivo de que pensamientos, recuerdos y emociones inconscientes emerjan a la conciencia para ser explorados y comprendidos.
Mediante el uso de la hipnosis y posteriormente de la asociación libre, Freud descubrió que los síntomas de los pacientes histéricos estaban vinculados a escenas impactantes, pero olvidadas, de su vida: escenas traumáticas, emocionalmente dolorosas para el paciente. Freud escribió en 1914: "Dirigíamos la atención del enfermo directamente a la escena traumática en la que el síntoma se había originado, intentábamos identificar en ella el conflicto psíquico y liberar el afecto reprimido. Así descubrimos el proceso psíquico característico de las neurosis, que más tarde llamé regresión". La regresión, según Freud (1914), significa regresar al pasado: "Las asociaciones de los enfermos retrocedían desde las escenas que se buscaba esclarecer hasta vivencias anteriores, obligando al análisis a ocuparse del pasado para corregir el presente".
En 1925, Freud señaló que, al abordar los síntomas de la histeria, lo primero que encontró fue que los pacientes habían olvidado hechos significativos de su vida. Se dio cuenta de que "todo lo olvidado había sido doloroso de alguna manera: produjo miedo, sufrimiento o fue vergonzoso para las exigencias de la personalidad". Esta observación llevó a Freud a introducir el concepto de "represión", que describió como el esfuerzo por expulsar de la conciencia representaciones que generan malestar en el sujeto. "La doctrina de la represión es ahora el pilar fundamental sobre el que descansa el edificio del psicoanálisis, su componente esencial" (Freud).
El análisis de los síntomas patológicos condujo a Freud a las primeras etapas de la vida de los pacientes, llegando a la infancia, donde descubrió que esas vivencias reprimidas siempre involucraban "excitaciones sexuales y la reacción frente a ellas". El descubrimiento de la sexualidad infantil generó un gran escándalo y rechazo, pero Freud mantuvo su postura. Estaba convencido de que la función sexual comienza al inicio mismo de la vida y se manifiesta en la infancia en fenómenos importantes. "Las fuerzas impulsoras de la neurosis tienen su origen en la vida sexual" (Freud, 1914).
Así, cuando Freud habla de la "etiología sexual de los síntomas neuróticos", se refiere a la idea de que los conflictos psíquicos, que se manifiestan como síntomas, tienen su origen en experiencias sexuales reprimidas, constituyendo la causa fundamental o etiología de los síntomas neuróticos. Según Freud, tanto los síntomas de la histeria, que afectan el funcionamiento físico, como los de la neurosis obsesiva, que afectan el pensamiento, tienen sus raíces en experiencias traumáticas o deseos sexuales inconscientes que el sujeto ha reprimido debido a conflictos internos con su conciencia o yo. Esto se ejemplifica claramente en la película *Un método peligroso*, donde Sabina, la protagonista, sufre un síntoma conversivo relacionado con una escena traumática de su infancia, que logra hacer consciente gracias a la terapia psicoanalítica de Jung. (La histeria de conversión se refiere a la manifestación de problemas emocionales o psicológicos reprimidos a través de alteraciones físicas, como parálisis, ceguera, convulsiones o dificultades para hablar, sin explicación neurológica o médica).
En su teoría, Freud (1916) argumenta que la represión de estos impulsos o deseos, especialmente los relacionados con la sexualidad infantil, genera una tensión o conflicto interno que se manifiesta a través de los síntomas neuróticos. Por ello, afirmó que "los síntomas neuróticos son satisfacciones sexuales sustitutivas". Estos síntomas no son una expresión directa del conflicto sexual, sino una especie de sustituto o "compromiso" entre el impulso reprimido y las defensas del yo, que intentan mantener el conflicto fuera de la conciencia.
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